José Mª Cambra Amigot / Villafranca
Si un visitante elige Villafranca como destino, se encuentra el casco histórico barroco con abundantes palacios civiles y edificios barrocos religiosos, paseos naturales por los sotos, el Camino de la Vera Cruz y una rica gastronomía asociada a la tierra. Pero Villafranca es más, porque disfruta de fiestas con muchas particularidades, fruto de décadas de historia, tradiciones y costumbres como las romerías a San Pedro, y otras más recientes como el conocido Carnaval, además de realizar una apuesta firme por el arte urbano de vanguardia y la cultura.
Villafranca es barroco. La localidad está desarrollando desde hace casi una década un plan que la está situando en la vanguardia como destino turístico en la Ribera de Navarra. Su rico patrimonio histórico barroco constituye un hecho diferencial que le permite consolidar un producto turístico asociado a la historia y la cultura.
Su casco urbano tiene un sabor especial, y encierra riqueza gastronómica, etnográfica, arquitectónica, historia e historias personales de anónimos e insignes personajes, incluso con restos que datan de la antigua Roma. Y es en torno a su casco urbano donde está creciendo y desarrollándose un nuevo producto turístico, el arte urbano. Una iniciativa del colectivo Art 31330, con la colaboración estrecha del Ayuntamiento, que está permitiendo visualizar arte en cada muro y que con sólo dos ediciones, se ha consolidado como una iniciativa con proyección de futuro y que le sitúa en la vanguardia de la Comunidad foral.
Aprovechando este impulso, el Ayuntamiento ha querido recuperar una gran infraestructura urbana como es el antiguo silo, para revitalizarlo, para volver a darle uso y que sirva como escaparate de entrada al pueblo. Las fiestas y tradiciones, el barroco, carnaval, su historia, toda su esencia, van a quedar plasmados en este gran proyecto artístico, estéticamente ornamentado y conceptualmente trascendente, que eleva a la localidad en la cultura urbana, y la proyecta como destino.
Este nuevo elemento de promoción va a ser un gran escaparate, que se configura, por las historias que cuenta, como un portal urbano del siglo XXI.
Con esta iniciativa, los vecinos van a sentirse orgullosos, aún más, de lo que son. Y quienes visiten el pueblo, además de poder comer y pernoctar en las casas rurales, apartamentos turísticos, camping, hoteles, hostales y restaurantes locales, van a poder palpar que Villafranca es más que barroco. Porque Villafranca es un museo al aire libre.
Carnaval
El carnaval de Villafranca logra aunar color y música, implicación y espectáculo, y sobre todo, muchas ganas de pasarlo bien. Para ello, los meses previos son cientos las personas que se ponen a trabajar sobre una idea, a diseñar vestuario con una originalidad total, a configurar carrozas que asombran a los miles de asistentes, y en definitiva, a construir una fiesta eminentemente popular.
Naturaleza
El entorno natural es otro de los atractivos de la villa. Los sotos a orillas del río Aragón, y el conjunto de caminos rurales, conforman un producto de atracción para quienes vinculan sus actividades con la naturaleza. Cada uno puede configurar su propia ruta BTT o para un simple paseo, rodeado de frutales, verduras, una fauna diversa y agua. Precisamente es por estos caminos por donde atraviesa el Camino de la Vera Cruz, una ruta que va de Roncesvalles a Caravaca de la Cruz en Murcia, y que Villafranca está promocionando activamente junto a otras 23 localidades de Navarra.
Señalización turística
A su vez, desde el Ayuntamiento se sigue realizando un gran esfuerzo para poner al día las rutas y la señalización turística. En este sentido, la instalación de códigos QR con información en varios idiomas, la edición de guías de información, señalización vertical en edificios y la celebración de las jornadas barrocas en octubre, son algunas de las apuestas que se realizan desde la entidad municipal, siempre acompañadas por un dinámico grupo de voluntarios que hacen posible la difusión del patrimonio y la organización de visitas guiadas.