José Mª Cambra Amigot / Kerus comunicación
Villafranca es barroco y mucho más. La localidad está desarrollando desde hace casi una década un plan para situarse en vanguardia como destino turístico en la Ribera de Navarra. Su rico patrimonio histórico constituye un hecho diferencial que le permite consolidar un producto turístico asociado a la historia y la cultura. Su casco urbano tiene un sabor especial, y encierra riqueza etnográfica, arquitectónica, historia e historias personales de anónimos e insignes personajes.
Si un visitante elige Villafranca como destino, puede encontrarse pinchos con sabor barroco, consistentes, básicos, muy unidos a la tierra. Las migas, la caza, el jengibre, perejil y los hongos, constituyen una oferta de platos y pinchos asociados a esta tierra desde hace más de tres siglos.
Pero Villafranca además encierra fiestas con muchas particularidades, fruto de siglos de historia, tradición y costumbres. San Pedro Culequero o San Pedro Natillero son dos romerías populares con mucho arraigo, que se celebran en primavera (abril y mayo), justo después de una Semana Santa cargada de pasos religiosos y alabarderos, y de un Carnaval conocido por ser “el río de Janeiro de Navarra”.
Carnaval
El carnaval de Villafranca logra aunar color y música, humor y espectáculo, y sobre todo, muchas ganas de pasarlo bien. Para ello, los meses previos son cientos las personas que se ponen a trabajar sobre una idea, a diseñar vestuario con una originalidad total, a configurar carrozas que asombran a los miles de asistentes, y en definitiva, a construir una fiesta eminentemente popular.
Naturaleza
El entorno natural es otro de los atractivos. Los sotos a orillas del río Aragón, y el conjunto de caminos rurales, conforman un producto de atracción
El entorno natural es otro de los atractivos de la villa. Los sotos a orillas del río Aragón, y el conjunto de caminos rurales, conforman un producto de atracción para quienes vinculan sus actividades con la naturaleza. Cada uno puede configurar su propia ruta BTT o para un simple paseo, rodeado de frutales, verduras, una fauna diversa y agua.
Precisamente es por estos caminos por donde atraviesa el Camino de la Vera Cruz, una ruta que va de norte a sur de la península Ibérica, y que Villafranca está promocionando junto a otras 21 localidades de Navarra. Esta vía de peregrinación comienza en el norte de Navarra y finaliza en Caravaca de la Cruz (Murcia), y apunta a que va a ser un gran motor económico, de servicios y de cultura religiosa para la Ribera.
Para hacer frente a este desarrollo turístico resulta primordial el desarrollo de infraestructuras que asuman la afluencia de visitantes y que ofrezcan servicios atractivos. También Villafranca está trabajando desde hace tiempo con emprendedores, que como la Hospedería de Alesves o el Camping Bardenas, dirigen sus servicios al turismo, además del Hostal Martínez y el Hostal el Corzo. Pero además, la localidad cuenta con casas rurales, una hostelería en evolución que asume nuevos retos e inversiones, y un conjunto de guías voluntarios, que ofrecen información a los visitantes todos los fines de semana.
Señalización turística
A su vez, desde el Ayuntamiento se sigue realizando un gran esfuerzo para poner al día las rutas y la señalización turística. En este sentido, la instalación de códigos QR con información en varios idiomas, la edición de guías de información, señalización vertical en edificios y la celebración de las jornadas barrocas en octubre, son algunas de las apuestas que se realizan desde la entidad municipal.
En definitiva, Villafranca es barroco, pero Villafranca es mucho más. Descúbrelo y disfruta.