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Alfonso Verdoy salta al ruedo literario con «El toreo arte y mito» para adentrarse en el mundo del toro y acercarse al mito y la estética del toreo con una obra en la que reflexiona y trata de encontrar respuestas al cúmulo de sensaciones que se producen en la faena.
El autor es consciente de que con “El toreo, arte y mito”, se adentra en un terreno pantanoso, con sus defensores y detractores, y en la que el aficionado que lleva dentro tan solo trata de plasmar su visión sobre el toreo. “Como todo arte considero que es algo que sale del subconsciente y busca algo especial”, defiende. Para Verdoy, el torero, como ocurre con los artistas de cualquier otra faceta “es capaz de abandonar el terreno de los mortales e ingresar en el terreno de los inmortales cuando está en su momento cumbre”.
El torero mata a la muerte con la inteligencia, con arte, valor y orden
A modo de ensayo, afronta la contienda entre el matador y el animal desde una perspectiva filosófica en la que ahonda en la esencia de la fiesta y cómo ésta interviene sobre el torero y el espectador. “Al torero le gusta jugarse la vida para ganarla, y en ello se crea una dinámica que cuando llega punto culminante crea algo especial”, sostiene. No obstante, matiza, esto no ocurre siempre. Es más, reconoce que sólo se produce en una minoría de los encuentros entre toro y torero, “pero es esa trascendencia la que busca el protagonista del festejo”.
El espectáculo más grande que ha creado el ser humano
El desenlace de la faena es uno de los puntos sobre los que reflexiona Verdoy en la obra. Para el autor, la muerte del animal es el reflejo de cómo el torero mata a la muerte. “Ese es el el botón del toreo. Un voy a eliminar la muerte. Una pelea en la que cada jugador apuesta a lo mismo, la vida”, afirma.
Todo ello, asegura, “constituye el espectáculo más grande que ha creado el ser humano. El teatro es de mentira. La tragedia griega explica la lucha entre la vida y la muerte con unos personajes amargados por el destino, tristes y desesperados. En cambio, el torero va a matar la muerte y hay una alegría. Es una fiesta, hay música y una esperanza. El torero mata a la muerte con la inteligencia, con el arte, con el valor y con el orden. Es un ejemplo de vida, aunque soy consciente de que no todos lo ven así”, reconoce.
El toreo, como todo arte, considero que es algo que sale del subconsciente y busca algo especial
Además, el autor defiende el toreo como una de las expresiones más identitarias de nuestro país. “Indudablemente ha habido también mucho de la España de pandereta. Pero el toreo es algo serio. Muchos poetas han escrito sobre ello. También músicos, pintores, artistas, filósofos y escritores de todas las épocas y de todos los países, incluido el mundo anglosajón han abordado la fiesta de los toros. No puede ser que todos estén equivocados”.
Visión sosegada sobre la fiesta
En el libro trata, además, de aportar una visión sosegada, alejada de una corriente actual mucho más visceral que ha enfrentado a los defensores y a los detractores de las corridas de toros. “En el libro insisto más en el carácter artístico del torero pero también lo defiendo. Se que hay gente que se pregunta qué dirán en Europa de esta tradición. Pero nosotros somos Europa y eso no quiere decir que todos seamos iguales. La riqueza de Europa es la unión de todos los elementos culturales que hemos elaborado. Lo que pasa es que aquí existe un complejo de inferioridad. No somos como los belgas pero que es que no tenemos que ser como los belgas ni los belgas como nosotros. En Tudela, por ejemplo, hacemos el volatín, algo que en Madrid podrá provocar la risa, pero es que nosotros hacemos el volatín porque nos gusta y por eso todo el mundo lo acepta”.
La obra, que edita la editorial Renacimiento, se completa con varias de las ilustraciones taurinas más reconocidas de Antonio Loperena, y está a la venta en las librerías de Tudela al precio de 21 euros.
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