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Una historia de Navidad en Tudela

Cuentos de Navidad, Colegio Griseras de Tudela

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En Tudela vivían unas niñas llamadas Marta y Julia. Eran muy amigas y quedaron para poner el árbol de Navidad en casa de Marta y pasar una tarde de invierno juntas y calentitas. Mientras tanto, sus padres y su hermana se fueron a comprar pastas navideñas.
Una vez solas en casa, escucharon un fuerte ruido en el salón y corriendo fueron a ver lo que sucedía. De repente vieron a tres camellos y tres personas montadas en ellos. Rápidamente pensaron que se trataba de Los Tres Reyes Magos, los veían aparecer y desaparecer. Entonces escucharon una voz que decía:
– Por ser tan buenas amigas os hemos traído un regalito por adelantado.
El regalo eran dos maravillosas bolas de cristal que leían la mente.
Cuando los padres y la hermana de Marta llegaron a casa, Julia y Marta corrieron a contarles lo que había sucedido pero no se lo creyeron.
De repente Daniela, la hermana de Marta vio las bolas transparentes y les preguntó:
-¿Qué hacen esas bolas aquí? Entonces los padres de Marta se acercaron a ver las bolas. En las bolas aparecían reflejados los tres Reyes Magos con sus camellos. Se dieron un buen susto pero no supieron explicar lo que había sucedido, por lo que terminaron creyendo a Marta y a Julia.
Tanto les sorprendió que se lo contaron a todo el mundo que conocían. Incluso la noticia llegó al colegio Griseras de Tudela.

Julia Díaz Pola y Marta Pérez Navarro 4ºA


Cuento de Navidad

Érase una vez un niño que se llamaba Alex, tenía 9 años y vivía en casa con su madre y con su padre. Esa noche era Nochebuena y llegaría Papa Noel. Alex estaba muy nervioso, se acababa de dar cuenta de que no había escrito la carta a Papá Noel. Muy triste, se puso a escribir la carta lo más rápido que pudo, decía así:

“Querido Papá Noel, este año no me he acordado de escribir tu carta, lo siento mucho, si pudiera ser me gustaría que me trajeras muchas sorpresas para mi mamá, para mi papá y para mí. Un abrazo. “
Escribiendo la carta ya habían pasado casi dos horas, Papá Noel estaría a punto de llegar. Puso una cámara en el salón donde estaba el árbol y se escondió. Vio que alguien entraba a la casa, quería grabar a Papa Noel. La persona que entró era una persona vieja, con el pelo blanco e iba vestido de Papá Noel por lo que Alex creyó que era él, además le vio poner los regalos
en el árbol. Cuando se fue, Alex le siguió por otras casas y por otras ciudades hasta que llegaron al polo Norte. Papá Noel entró en la fábrica de hacer juguetes con su huella. Alex pensó que iba a tener difícil entrar en la fábrica cuando salió un duende y Alex aprovechó para entrar.
Dentro vio un montón de juguetes y de cosas chulas, él las quería todas, pero no podía cogerlas, paseó por toda la fábrica de juguetes cuando de repente se tropezó con algo. Hizo tanto ruido que Papá Noel se dio la vuelta, lo descubrió y le dijo: ¿qué haces tú aquí? Alex no le respondió y Papá Noel lo mandó derecho a casa. Alex le suplicó que le dejara quedarse, entonces Papá Noel le dijo que si le ayudaba a hacer el reparto de regalos sería su compañero por esa noche. Alex dijo que si y fueron a repartir los regalos a todas las personas del mundo.
Mientras viajaban en el trineo, Papá Noel le dijo cómo se llamaban sus renos: Cometa, Rayo, Trueno, Estrella, Relámpago, Chispa, Calambre y Rudolf. Alex se quería montar en Trueno, pero Papá Noel no le dejó y le dijo que mejor en Rudolf. Volaron por el cielo subidos a los renos y fueron repartiendo regalos por las casas. Por casa de su tía, de su abuela, de su tío, etc., cuando llegaron a la suya, Papá Noel le dio un regalo a Alex y se despidieron.
Cuando entró, todos estaban dormidos, antes de irse a dormir Alex abrió el regalo y era una carta de Papa Noel que ponía: Buenas noches amigo Alex, he visto que te has portado muy bien y que has hecho todas tus tareas del colegio, tu regalo es un gorro mágico para que todos los años en vez de escribirme una carta le pidas al gorro lo que quieras.
Alex se puso muy contento.

Iñigo Arcos Remacha – 4ºB