Érase una vez un chico al que no le gustaba la Navidad. Pero lo que le gustaba eran los regalos y cada año les pedía a sus padres juguetes que ellos casi no podían comprar ya que eran un poco caros. Los padres se los compraban ya que si no, se ponía a gritar, y los vecinos estaban tan cansados de los gritos que les dijeron que les iba a denunciar.
Mientras el chico iba andando pensaba qué regalo les iba a pedir a su padres, pero de repente vio a una familia con muy pocos recursos y que con objetos de muy poco valor se ponían muy contentos. En ese mismo momento se dio cuenta de que lo que les pedía a sus padres eran muchas cosas que luego no iba a utilizar. Volvió a su casa, sus padres pensaron que les iba a pedir otra cosa cara, los padres le preguntaron qué juguete quería pero se sorprendieron cuando les dijo que no quería nada ya que ya tenía lo suficiente.
Los padres se emocionaron porque ahora ya no tenían que gastar el dinero en más juguetes, le preguntaron a su hijo qué iba a hacer con los juguetes que tenía. Él les dijo que los iba a dar a la gente con pocos recursos como regalo de Navidad. Cuando donaron los juguetes el chico se sintió feliz y desde ese mismo momento decidió ayudar a las personas con muy pocos recursos año tras año. Se casó, tuvo hijos. Al llegar la Navidad sus hijos le pidieron regalos como todo los niños, como él cuando era pequeño. Pero al final tuvo que comprarles los regalos que le pedían, hasta que un día les dijo a sus hijos que hay gente que tiene pocos recursos y que ellos estaban gastando el dinero para nada.
Los hijos lo entendieron y decidieron regalar los juguetes que tenían como su padre hizo con los suyos cuando era pequeño. Al pasar unos años le aceptaron estar en UNICEF (El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia) y se emocionó cuando le aceptaron porque le encanta ayudar a las personas sin recursos.
Abdelhakim Oukhouya null