Después de una semana mirando el tiempo que haría en Luquin, viendo que la lluvia haría acto de presencia, Tito Espada se preparó para competir en barro. Cadena, piñones, plato, cubiertas y otros ajustes, eran los cambios que había preparado para la carrera. Pero después de una noche de sábado pasada por agua, la lluvia paraba a las 07:00 h del domingo, y Luquin amanecía con un sol prometedor. «Hasta allí nos desplazábamos con la incertidumbre de cómo estaría el terreno, dado que en mojado, la arcilla que se forma hace que sea una lotería el terminar la carrera».
«Reconociendo el circuito», comenta Espada, «veíamos que estaba en excelentes condiciones. No daban más lluvia hasta las 14:00 h. Así que nos pusimos manos a la obra y cambiamos todos los componentes de barro que llevábamos preparados por los de seco. Pero el trazado estaba un poco húmedo debido al agua caída la noche anterior. Quedaban todavía 2 h para la carrera y el sol reinante lo iba a secar un poquito más».
«A las 11:30 h pitido de los jueces. El primer calentón no me sienta bien ya que entre las calles del pueblo y el primer repecho duro hay ataques por coger posiciones entre diferentes corredores de otras tantas categorías. No me va mal y consigo engancharme a un buen grupo donde compruebo que no hay nadie de mi categoría. A partir de la primera vuelta voy cogiendo ritmo y las piernas me funcionan. Tenso un poquito del grupo al inicio de la segunda, encontrándome más cómodo pero sufriendo. Al final conseguimos una nueva victoria, que es mi objetivo y afianzamos un poco más el liderato de mi categoría».
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