2018 ha comenzado con fuerza en lo que a reivindicaciones se refiere. Las movilizaciones de pensionistas y el trabajo desarrollado por las coordinadoras de mujeres a nivel estatal que desembocó en la gran movilización del 8 de marzo, ha puesto en le agenda política dos cuestiones de máximo interés político y social, que han desbaratado toda previsión de autocomplacencia del PP.
Las manifestaciones del 8 de marzo en España han sembrado de envidia al resto del mundo.
Las concentraciones de pensionistas, deja boquiabiertos por su fuerza con un punto de descaro a los representantes del PP que ofrecen como solución, Planes de pensiones privados.
Que la sociedad va por delante de los poderes públicos es algo que decimos de forma repetida. Pero también es verdad que esa riada humana y reivindicativa, debe tener su desahogo y plasmación en nuevas leyes para que la exigencia de hoy, se convierta en derecho mañana. Y eso sólo se hace teniendo otras mayorías en el Congreso de los Diputados.
Estoy harta de oír a los políticos que nos gobiernan PP y los que están agazapados en espera de asaltar el gobierno, Ciudadanos , que el asunto de las mujeres y la brecha salarial, mejor ni tocarlo, o decir que ellos no apoyaban las huelgas sindicales y las marchas porque la huelga es anticapitalista, para luego aparecer con el lazo morado. Es vergonzoso.
Ante tanto descaro y cinismo utilizado por la derecha española del PP y Ciudadanos, no cabe desánimo. Cabe, en todo caso, utilizar la rebeldía necesaria para conquistar otros escenarios en política.
Y eso a veces viene de la mano de generar corrientes de entendimiento desde las izquierdas. Y desde otros ámbitos de Gobierno, como los autonómicos.
Movimientos como el liderado en Andalucía por ex militantes como Pérez Tapias tendiendo la mano a partidos de la izquierda desde Podemos a IU para poder construir un proyecto abierto a la izquierda en general, es algo que debe ser considerado seriamente.
También me parece de gran importancia que, por encima de la inacción del gobierno del PP en el desarrollo de la ley de Memoria Histórica, las comunidades autónomas haga política de estado. Me alegra conocer que 14 comunidades autónomas juntan sus fuerzas para abordar un asunto tan importante siendo Navarra la impulsora de ésta coordinación.
Por tanto no debemos instalarnos en el desánimo o en la tristeza sino en la esperanza de que si realmente queremos cambiar las cosas, tener otro futuro, el que nosotros dibujemos, puede ser posible.
Ana Figueras Castellano