Me resulta bastante difícil poner “negro sobre blanco” todo lo que me viene a la memoria, sobre todo los sentimientos que fluyen después de asimilar que José Luis Ruiz Arriazu deja la Presidencia del Ribera Navarra Futbol-Sala. En su día me hice socio para apoyar un proyecto ilusionante, de gente comprometida al cien por cien, con las ideas claras e intención de trabajar con los más pequeños. Lo que hace doce años parecía una utopía, un sueño visionario, hoy es una realidad palpable y rutinaria del día a día de nuestra ciudad.
He aprendido a entender, disfrutar y sufrir cada quince días en el polideportivo, pero sobre todo he experimentado las sensaciones de compartir con cerca de mil personas las victorias y derrotas del equipo y siempre de la misma forma: con una afición apoyando hasta el final y un equipo volcado con el proyecto. Una caldera para los contrarios pero con un respeto intachable, y tú tienes la culpa José Luis.
Recuerdo el primer día que entró José Luis en el despacho de alcaldía con un dossier debajo del brazo acompañado de Ricardo López, entonces concejal de Deportes, para explicarme su proyecto, ahí figuraban ya todos los pasos que iban a dar como club para extender el fútbol sala por la Ribera y tener un equipo en segunda división y con muchas posibilidades de estar en primera. Una propuesta bien programada que creí merecía la pena apostar por ella. Después de escucharle salí convencido de que íbamos a ver un equipo en lo más alto del fútbol sala, así fue y antes de lo previsto, con todo lo que eso supuso de proyección para una ciudad como Tudela, y tú tienes la culpa José Luis.
Después de tantos años compartiendo ilusiones y sin sabores, teniendo encontronazos y discutiendo sobre las formas de hacer las cosas, conocí a una persona entregada en lo que cree, cabezón en sus convicciones, capaz de escuchar, reflexionar y entender otras formas de ver las cosas. Una persona que tras su fuerza y contundencia esconde un gran corazón, que casi le juega una mala pasada, y que es capaz de dar todo por su familia y amigos.
En su carta de dimisión dice: “Creo que por mi forma de ser y por mi forma de reaccionar ante ciertas situaciones no he estado a la altura del cargo que representaba”. Y yo me pregunto: ¿hubiera llegado el Ribera Navarra hasta donde ha llegado si su Presidente hubiera tenido otra forma de ser? No tengo la menor duda de que la respuesta es no. Y a mí no me queda otra cosa que darte las gracias por conocerte, por tu trabajo y tesón, por tu altruismo y dedicación, por confiarme tus sueños e ilusiones y también tus preocupaciones y problemas. Me gustaría despedir esta carta dándote las gracias en nombre de toda la Ribera, pero es muy pretencioso por mi parte. Darte las gracias en nombre de Tudela, pero no me corresponde, así que te doy las gracias como socio que soy, como Alcalde que fui y como amigo tuyo que me siento, y tú tienes la culpa José Luis.
Luis Casado Oliver
Socio, parlamentario y amigo