El pasado lunes, VOX Navarra volvió a hacer lo que mejor sabe: blanquear el odio contra las personas LGTBI+. Esta vez, impidiendo la aprobación de una declaración institucional con motivo del Día Internacional contra la LGTBIfobia en el deporte. No es la primera vez, niegan, minimizan y perpetúan el odio. Y no será la última.
El Día Internacional contra la LGTBIfobia en el deporte no se celebra el 19 de febrero de forma aleatoria. Se conmemora la historia de Justin Fashanu, el primer futbolista profesional en salir del armario, que sufrió años de acoso, rechazo y soledad hasta que, en 1998, se quitó la vida. Una historia que debería avergonzarnos y que, sin embargo, sigue repitiéndose día a día. Porque más de dos décadas después, el deporte sigue siendo un entorno hostil para muchas personas LGTBI+. Otro ejemplo, y más reciente, es el del campeón de Europa en la prueba de sólo técnico de natación artística, Dennis González, que recibió insultos continuos por compartir a través de redes sociales el ejercicio que lo alzo como campeón.
Y mientras las grandes ligas han impulsado gestos simbólicos como los cordones arcoíris, ¿cuántos deportistas profesionales han salido del armario en España? Pocos, poquísimos. El miedo sigue pesando más que cualquier gesto institucional. Mientras tanto, en los estadios se siguen escuchando insultos como “trucha”, “sarasa”, “marimacho”, “bollera”, “maricón de mierda” dirigidos a deportistas, arbitraje y equipos técnicos. Sigue siendo el día a día de algunas competiciones deportivas, y si no se actúa se está dando el peligroso mensaje de normalizar estas conductas.
Y ante todo esto, ¿qué hace VOX? Lo de siempre: negar el problema, deslegitimar cualquier avance y bloquear cualquier intento de combatir la discriminación. No solo es su ideología, también es una estrategia. Una que tiene consecuencias. Porque mientras ellos insisten en que la LGTBIfobia no existe, los delitos de odio por orientación sexual e identidad de género siguen aumentando en España. Y no es una casualidad.
Y lo más preocupante es que este tipo de discursos no se quedan en el Parlamento de Navarra. Cuando desde las instituciones se legitima la intolerancia, en la calle se traduce en violencia. No se puede normalizar el odio desde los escaños y luego fingir sorpresa cuando las agresiones aumentan.
VOX no solo bloquea avances en derechos, sino que utiliza su presencia institucional para difundir un discurso que alimenta la intolerancia. Y eso no es solo un problema político, es un problema social. Porque cada vez que frenan iniciativas como esta, están mandando un mensaje claro: que la discriminación puede seguir impune.
El deporte debería ser un espacio de integración, pero sigue siendo un lugar donde muchas personas LGTBI+ no pueden ser ellas mismas. Hace falta voluntad política, sanciones contundentes contra la discriminación y políticas activas para garantizar espacios seguros.
Lo de VOX no es solo una provocación. Es un intento deliberado de frenar el avance de los derechos humanos. Y no lo podemos permitir. Porque si realmente queremos un deporte inclusivo y una sociedad justa, no basta con rechazar su discurso. Hay que combatirlo, desmontarlo y seguir avanzando. Aunque les pese.
Kevin Lucero
Portavoz PSN-PSOE LGTBI+
