Tarané Lebrero, presidenta de la Comisión de Festejos, y Jesús Villar, vocal de la misma, tendrían que estar ultimando los flecos de la programación festiva. Sin embargo, la realidad les ha llevado a tener que reinventarse, renunciar a ideas y proyectos y plantear el programa de actos alternativo que se lleva a cabo en la localidad estas semanas de verano para que la población disfrute con responsabilidad. No son las fiestas soñadas, reconocen con la esperanza de que la evolución de la vacunación permita celebrar en 2022 unas fiestas más esperadas y deseadas que nunca.
¿Qué supone para dos concejales implicados en la organización de las fiestas verlas suspendidas por segundo año consecutivo?
Lo cierto es que nos han cortado las alas. Cuando desde la comisión se tiene una batería de propuestas y no puedes ofertarlas, cierta frustración, a la vez que resignación y responsabilidad. Ha habido que dar prioridad a las indicaciones de Salud y aparcar cosas que queríamos hacer. Aun así se han propuesto alternativas que mitigan la carencia de fiestas, siempre cumpliendo las indicaciones que nos han marcado desde salud y el Gobierno de Navarra.
¿Ha habido que dejar muchas cosas por el camino?
Tenemos ideas y queríamos innovar en las fiestas con algo distinto. En las fiestas que pudimos celebrar en verano de 2019 ya incorporamos un encierro chiqui con ganado que los más pequeños pudieron disfrutar mucho, pero la realidad es que no ha sido posible hacer mucho más. La ausencia de fiestas, nos condiciona otras ofertas y en otras fechas en el calendario.
¿Qué les han transmitido el resto de colectivos festivos de la localidad?
La mayoría de las personas, aunque cuesta realmente reducir tanto durante tanto tiempo, acepta, la postura de la comisión.
Aun así, hay actividades que se han podido llevar adelante a diferencia de lo ocurrido en 2020.
Sí, ha habido colaboraciones que nos han permitido programar algunos actos, como la que se hizo con los quintos en las fiestas de invierno y que nos permitió realizar el reparto de roscos por las casas, eso sí, con mucho cuidado y precauciones, y también hemos adecuado conciertos y otras actividades con las medidas de prevención, distancias, entradas y salidas con gel, mascarillas y aire libre.
Hemos podido programar espectáculos para niños los sábados por la tarde y para los mayores por las noches, aunque la imposición del toque de queda volvió a obligarnos a mover horarios por el toque de queda y tener que escuchar algunas quejas.
Creemos que se ha dejado un presupuesto ajustado a las actividades y el resto se ha destinado para actuaciones como la mejora de los parques infantiles de la localidad, que se han cubierto y otros proyectos que han repercutido en positivo para todos los vecinos y vecinas.
¿Está tenido buena acogida esta programación?
Creo que han sido espectáculos que han gustado. La gente ha salido, unos días el tiempo ha acompañado, otros no, pero creo que han estado bien dentro de lo que hemos podido hacer.
¿Hay esperanza en que el año que viene pueda tirarse el cohete para iniciar las fiestas?
Ójala. Tenemos muchas ganas. Llevamos dos años sin fiestas y sin poder lucir nuestro trabajo. La verdad es que lo esperamos, si no son unas fiestas totales, al menos poder celebrar algo de fiesta.
¿Ya se las imaginan?
La verdad es que tenemos muchas ganas. Para nosotros formar parte de la comisión de festejos para organizar las fiestas de tu pueblo, que es lo más esperado por la gente todo el año, y tener que renunciar a ellas es como dejar a un pájaro sin alas.