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El caballo “Cayetano” y el perro Pastor Alemán “Popis” han sido la sensación del Camino de Santiago, por obra y gracia de su dueño Andrés Ansó López, más conocido como “Tala”, quien decidió hacer con ellos la Ruta del Norte entre Portugalete (Vizcaya) y Santiago de Compostela. Los tres han sido protagonistas absolutos de los 600 kilómetros realizados del 1 al 22 de junio, pese a que en realidad tenían por delante 27 etapas.
“Antes de comenzar esta aventura fui con el coche dejando pienso para el perro y el caballo en todos los lugares donde culminaban mis etapas y contraté el servicio de correos que te lleva las mochilas de etapa a etapa. Además, hice una parrilla enganchada a la silla del caballo para poder llevar una mochila con lo básico; ropa de abrigo, un alicate, paraguas, poncho, la tablet y el dron”, explica.
“Tala” es un amante de los animales y de la naturaleza y está acostumbrado a hacer rutas largas, aunque ésta tenía grandes desafíos. “Las dificultades son muchas porque solo en el 25% de las etapas me dieron facilidades a la hora poder alojar a los animales conmigo, en las restantes me encontraba con un no por respuesta. Eso conllevaba que tenía que acampar en las periferias, sin duchar, cenar caliente, etcétera. Es un jaleo porque después de 11 o 12 horas a caballo fíjate qué ganas te quedan, pero no hay tiempo para la pereza ni las lamentaciones, hay que buscarse la vida. La verdad es que no entiendo cómo en un camino tan importante a nivel mundial, hay tantos obstáculos para un tío que quiere hacer el camino con dos animales. No obstante, cuantas más dificultades he tenido, más claro tenía que iba a conseguir pisar la plaza del Obradoiro. He descubierto que soy mucho más fuerte de cabeza de lo que creía”, asegura con gran satisfacción.
La anécdota más reseñable de estos 22 días la vivió en Laredo, justo en la taquilla donde venden los billetes para los peregrinos que cruzan en barco desde esta localidad a Santander. “Intenté convencer a la chica de que me dejara subir al caballo y al perro en el barco, todos se reían de mis argumentos, pero no pudo ser”, recuerda con buen humor.
Durante el camino recuerda especialmente dos momentos mágicos. “El primero un amanecer con todo el cielo rojo, perdido en un monte de Llanes (Santander), no había visto un amanecer así en la vida y el segundo cuando me perdí por la costa y llegué al acantilado de la playa virgen de Colombres en el concejo de Ribadedeva, en el Principado de Asturias”.
“Poca gente confiaba en mi experiencia pero los tres llegamos a Santiago”
“Tala”, “Cayetano” y “Popis” se hicieron muy famosos entre los peregrinos de a pie y en bicicleta, pero también entre los habitantes de las localidades que cruzaron. “Si me dieran un kilo de pienso por cada foto que nos han hecho podría mantener una ganadería de por vida. Me gustaba cuando la gente nos paraba e interesaba por mi y mis animales. Flipaban, sobre todo, con el perro, por su tranquilidad y lo obediente que es. Al llegar a Gijón decidí meterme al Paseo Marítimo y me la jugué, porque la multa era de 600 euros, pero me dio igual, no quería volver a casa con la sensación de haberme dejado algo por hacer y salió bien, menos mal”, comenta.
Gracias a esta experiencia “Tala” asegura que ha aprendido a no dejarse influenciar por nadie. “Poca gente confiaba en mí cuando decidí hacer el Camino de Santiago con mi caballo y con mi perro, pero los tres entramos en la Plaza del Obradoiro de Santiago de Compostela. Estoy super orgulloso de mi experiencia y, sobre todo, de mi “Cayetano” y “Popis” porque son unos campeones”.
Cada etapa la ha compartido en su instagram Talaansolopez con excelentes datos de seguimiento. “He querido demostrar que soy un tío natural, alegre, con sentido del humor y que sabe reírse de uno mismo. Ha sido un verdadero placer formar parte de todas y cada una de las familias que me han seguido, seguro que ahora alguna me quiere como yerno”, apunta con una gran sonrisa.
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