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Sumemos, por Milagros Rubio

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Las reflexiones en este artículo representan
exclusivamente la opinión de la firmante.

El recorrido de la izquierda en la última década ha estado marcado predominantemente por Unidas Podemos (Podemos-IU).Después de un ascenso fulgurante de Podemos, Vistalegre ll (2017) fue la escenificación pública de una crisis que provocó un retroceso sostenido. Numerosos líderes fundadores de Podemos fueron dejando la organización, lo que sembró el desencanto en una buena parte del electorado. Ni siquiera la coalición de 2016 con IU frenó esa pendiente descendente. En 2019, tras esa unión,Unidas Podemos perdió la mitad de los votos obtenidos por Podemos e IU en el 2015 yendo por separado. Se fueron debilitando las estructuras organizativas de base y se fortalecieron iniciativas territoriales tales como Más Madrid, Compromís o los Comunes. Durante este recorrido, se fue agostando buena parte de la ilusión y las expectativas que florecieron en aquella ya lejana primavera del 15M de 2011.

El análisis del actual escenario de debilidad y dispersión debiera ser la base para la reflexión de los partidos que hemos transitado este recorrido a nivel central y en nuestros territorios con similares resultados. Hemos de reconocer nuestras propias responsabilidades y limitaciones; si no, no encontraremos la salida. Con los datos que hay sobre la mesa, debiéramos entender que, en cierta forma, estamos cerrando un ciclo marcado por claroscuros que, para no proseguir con su desgaste y decadencia, reclaman desde ahora nuevas perspectivas y horizonte. Precisamente como consecuencia de la necesidad de reorientar el rumbo, surgen inevitablemente las complicaciones y contradicciones que hoy vivimos, porque no todas percibimos el momento con la misma sintonía.

En este escenario surge Sumar, ajustando su función a las necesidades que demanda el periodo actual. El proyecto recoge con fidelidad la realidad de luces y sombras descrita como punto de partida y ofrece nuevas pautas, huyendo de errores anteriores, dispuesto a experimentar una nueva andadura.

Se trata, en primer término, de agrupar las fuerzas que, a resultas del accionar de los partidos en los últimos años, han generado un archipiélago de grupos diseminados por toda la geografía. Habrá que restañar viejas heridas, generar empatía, tender puentes y buscar lugares de encuentro para accionar conjuntamente en adelante. Tarea, ciertamente, nada sencilla.

Pero esto, con ser un paso importante, resulta insuficiente a estas alturas, en tanto que, simultáneamente, es preciso generar una movilización que vaya más allá de las limitaciones propias de los partidos. Tenemos que integrar a colectivos sociales, sindicatos, colegios profesionales, intelectuales, gentes de la cultura,… haciendo partícipe a la ciudadanía de forma transversal, superando los cerrados y limitados circuitos en los que nos hemos desenvuelto hasta el presente y tratando de llegar más allá del electorado tradicional e incondicional en el que nos hemos venido asentando. En este quehacer, los partidos deberán de jugar un importante papel, pero no solo ellos, ya que es preciso ir estimulando y facilitando la participación de la gente para que esta sea realmente la protagonista.

Y todo ello hay que hacerlo sobre la base de nuevos paradigmas. Con propuestas que afronten los problemas reales de las personas, con una nueva forma de hacer política alejada de los viejos estereotipos, ofreciendo un camino de posibilidades concretas, que dé certezas, que genere ilusión, que proponga conquistas reales, que sepa gestionar la diversidad y la pluralidad,…

Para hacer esto, el acuerdo en la izquierda es necesario y yo diría que inevitable. Más allá de los aspavientos altisonantes y amenazas divisorias que llevamos viviendo resignadamente durante meses, esperemos que a la hora de la verdad nadie aparezca con su propia sigla de partido en exclusiva confrontando en las elecciones generales con un ensayo de agrupamiento como el de Sumar; sería catastrófico para todos y todas. Las y los votantes progresistas y de izquierda hace ya tiempo que han mostrado su hartazgo ante la escenificación cotidiana y pública de un comportamiento belicoso entre las izquierdas, expresando su negativa a aceptar que un ciclo de retroceso electoral como el que vivimos se afronte con nuevas divisiones. Algunas de las recientes encuestas apuntan claramente en esta dirección.

Al igual que el resto de colectivos y personas, todos los partidos habremos de buscar un acomodo en esta nueva plataforma ajustando nuestra representación a lo que en realidad significamos, cosa que no siempre coincide con nuestra percepción. El mecanismo de primarias, comúnmente aceptado y que será necesario poner en marcha cuando corresponda, ha de ser la herramienta. Esa herramienta deberá garantizar a cada cual una representación adecuada en las estructuras a conformar y una presencia en las instituciones, expresión de la pluralidad, diversidad y ambición.

Las elecciones del 28M son en cierta forma un hándicap en esta andadura. La presencia en algunos territorios de candidaturas que están llamadas a formar parte de Sumar y se disputan el mismo electorado es un elemento de tensión que habrá que gestionarlo con suma delicadeza.En una etapa de transición como la que estamos viviendo, pueden generarse ciertas contradicciones, pero en ningún momento debiera debilitarse el objetivo central que perseguimos para las elecciones generales de diciembre. Yolanda debería tener las manos libres para intervenir apoyando las candidaturas que considere en la forma que entienda oportuno porque, pese a la dificultad, las elecciones del 28M tienen que ser también una oportunidad más para avanzar en el largo camino de fortalecer y ensanchar el proyecto Sumar

Sin ánimo de extrapolar, porque al fin y al cabo somos un territorio comparativamente pequeño, la experiencia de Contigo Navarra-Zurekin Nafarroa es un modesto ejemplo de un trabajo bien realizado. Inmediatamente después del fracaso de las elecciones forales de 2019, entendimos unas y otros que había que cambiar de rumbo radicalmente. Al poco, iniciamos los contactos de confluencia conscientes de los errores cometidos, sin pretensiones hegemónicas por parte de nadie y buscando el acomodo satisfactorio de todas las partes. Hace un año constituimos esta nueva plataforma electoral a la que se sumó un nutrido grupo de independientes,con su participación en la estructura coordinativa como cualquier partido. Desde el principio tuvimos conciencia de que los partidos pasábamos a ocupar un segundo plano, cediendo el protagonismo a CN-ZN. Hoy convivimos satisfactoriamente Podemos, IUN, Batzarre, Equo, Alianza Verde e Independientes de Navarra, agrupando a toda la izquierda, conscientes de que hemos abierto un camino sin vuelta atrás. Aunque nos queda mucho trayecto por recorrer, a juzgar por lo que se está fraguando en el resto del estado, quizá seamos la experiencia unitaria más avanzada que se ha puesto en pie para las elecciones del 28 de Mayo. CN-ZN ha invitado a Yolanda Díaz a participar en el mitin central de mayo en Pamplona, y una delegación de CN-ZN estuvo presente el pasado 2 de abril en el acto de presentación de Sumar en el polideportivo Magariños de Madrid. Vamos por el buen camino de la unidad y de buscar nuevas fórmulas de agrupamiento, un camino que deseamos para el conjunto de la izquierda en el resto de territorios.

Milagros Rubio. Miembro de Batzarre