Desde esta columna, deseo a todas las personas un feliz 2020 y que el año traiga a cada uno lo que más necesita: salud, trabajo, tiempo o nuevas amistades. Las Navidades han traído los remakes: Mujercitas, Los Ángeles de Charlie, o segundas partes como Jumanji, y el final de la trilogía de Star Wars, a la que dedico esta crítica. Personalmente, creo que el film de J.J. Abrams (Star Trek, Misión Imposible) ha resultado decepcionante, al querer cerrar todas las historias, no decepcionar a nadie, faltándole frescura, a excepción de los dos protagonistas: Daisy Ridley, Adam Driver.
La resistencia está muy mermada y la Primera Orden con el oscuro personaje del Emperador Palpatine (Iam Mcdermid) está preparando el asalto final, que será comandado por Kylo Ren (Adam Driver). Mientras, Rey (Daisy Ridley) sigue entrenándose como Jedi, a la cual le asaltan más interrogantes sobre su propia identidad.
Gracias a una transmisión realizada por un espía de la Resistencia, Poe (Oscar Isaac) y Finn (John Boyega), se enteran que la Primera Orden está construyendo una flota indestructible, con la cual aniquilar cualquier mundo que se oponga a sus planes. Para comprobar esta transmisión, todos se embarcan en una misión peligrosa con el fin de defender la libertad. Una lucha final donde Rey deberá enfrentarse a muerte con Kylo Ren y con la figura que está detrás moviendo los hilos…
El brío con el que comenzó J.J.Adams en El despertar de la fuerza, y el nuevo impulso emocional y narrativo que sugirió Rian Johnson con Los últimos Jedi, sugerían un final de trilogía más arriesgado. Sin embargo, Adams, se esfuerza en cada secuencia en rendir homenajes a personajes desaparecidos, a mundos olvidados, retorciendo el guión con giros imposibles y confusos. Es verdad que los efectos especiales están logrados, pero a estas alturas se dan por hecho e incluso se esperan nuevas sorpresas que escasean. Todo es tan difuso y frágil que resulta difícil al espectador quedarse con alguna escena que permanezca en la retina, una pena después de tan largo viaje.
Independientemente de que desfilen por la pantalla antiguas glorias: Harrison Ford, Mark Hamill, los que de verdad mantienen cierto nivel son: Adam Driver y Daisey Ridley, mostrando química entre ellos. El resto son meros espectadores de una trilogía que toca a su fin, y en el que podrán contar a sus nietos que participaron en una saga mítica.
En definitiva, un film que desea cerrar de manera épica una saga que permanecerá en la memoria, pero no precisamente por este episodio final, sino por la nostalgia de aventuras pasadas. Largo descanso al Halcón Milenario y a sus tripulantes.