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“El término sociedad civil, como concepto de la Ciencia Social, designa a la diversidad de personas que, generalmente de manera colectiva, actúan para tomar decisiones en el ámbito público, pero fuera de las estructuras gubernamentales”. La sociedad civil se concibe, por lo tanto, como un espacio de vida social organizada independientemente del Estado, pero siempre dentro de la legalidad. La componen ciudadanos involucrados que actúan de modo colectivo en la esfera pública para expresar sus intereses, pasiones e ideas, con el fin de conseguir objetivos comunes en el marco de la libertad y de la igualdad.
A lo largo de la Historia, siempre que el Poder se ha ejercido despóticamente, teniendo sólo en cuenta los propios intereses personales de los “poderosos”, emerge con fuerza una generosa sociedad civil que procura llenar los agujeros que los de arriba no consideran rentables. Esta sociedad civil se encarga, entre otras cosas, de defender la Justicia Social y de despertar el Pensamiento crítico y constructivo, cubriendo las vergüenzas políticas con la capa desinteresada de la Solidaridad.
Es lo que ocurre en estos momentos entre los ciudadanos cuyos países están vendidos al Capital mundial, en los que se están desactivando los principales logros sociales conseguidos, como son la universalidad de la Sanidad, la Educación y la Justicia, tres pilares fundamentales. Pero cuando la Sociedad Civil es capaz de organizarse de forma no violenta puede acabar con todas estas situaciones de opresión. No es necesario montar una guerra civil. Siempre es mejor la inteligencia y la constancia que la fuerza bruta. Y son muchos los casos conocidos a lo largo de la Historia que han conseguido dar la vuelta a las injusticias que dictaba el Poder, pues la voluntad de recuperar las libertades consigue sus objetivos sin tener que recurrir a la violencia. Basta recordar a Gandhi en la campaña por la independencia de la India; o el final de la segregación en los autobuses de Montgomery, oponiéndose a la política de segregación racial en el sistema de transporte público; o el enfrentamiento contra el apartheid de Mandela y de los estudiantes universitarios negros en Sudáfrica; o la constancia de las Madres de la Plaza de Mayo durante la dictadura argentina.
Está claro que la sociedad civil tiene por delante una enorme y esperanzadora tarea, porque el egoísmo del Capital no tiene visos de cambiar sus pretensiones, pues mientras compra Gobiernos, cada día que pasa se va agrandando la peligrosa brecha de la desigualdad.