«Renunciar a nuestra libertad es renunciar a nuestra calidad de hombres, y con esto, a todos los deberes de la humanidad» Rousseau.
Asombrada, indignada, incluso sorprendida desagradablemente, asisto a leer un texto de UPN Tudela en redes sociales. Resumo: «Han dejado ir a una empresa de Tudela. No piden suelo barato, ni han solicitado al Consistorio naves a buen precio. Sólo ser escuchada, contar sus sueños y un poco de apoyo.
RECIBIMOS MIGRANTES MIENTRAS HACEMOS VOLAR A LOS NUESTROS.
Así nos va.
#EsLoQueHay»
Propongo la frase que he escrito en mayúsculas como eslogan de campaña electoral para UPN en toda Navarra.
Y, además propongo:
– Que dimitan en pleno todas las personas que nos representan en el Ayuntamiento de Tudela. Por tolerar esto, por callar, porque se nos insulte. A nosotras mismas, a la sociedad y a alguna de las personas que son compañeras en el Pleno.
-Que pida perdón UPN y deje ya de quejarse, de exigir a las demás lo que no se exigen a ellos mismos: un poquito de humanidad al denunciar ciertas cosas.
– Que elaboren un escrito de reparación hacía las personas migrantes, esas que cada día se dejan la piel trabajando por nuestra comunidad, porque es la suya.
Esa comunidad de la que reciben menos ayudas de las que prestan, según todos los informes elaborados.
Y popondría también, que dejaran de ir a la contra, que dejaran de buscar la pajita en el ojo ajeno, que dejaran de estar alerta ante cualquier acontecimiento que ustedes, consideran un error del adversario político. Y en este caso, personal, que pues han logrado meter a un gran colectivo en sus sucias luchas.
Es una manera muy simple y rastrera de querer hacer algo.
Y desde luego, a la sociedad, a nuestra comunidad, no aporta nada, ni beneficia en nada.
Caer en el tropiezo de la falta de argumento, el enemigo externo y en el «cuanto peor, mejor para mí», es el camino hacía la destrucción.
Aporten algo, una idea, un proyecto de futuro.
Dimitan, dimitan, dimitan.
De sus argumentarios dirigidos.
De sus ideas preconcebidas y sin contrastar.
De su falta de pensamiento crítico.
Y, sobre todo, dimitan de su falta de humanidad. Este escrito en redes debería ser suficiente para que se fueran a su casa, con sus seres queridos y que reflexionaran cuál va a ser el futuro y para qué han trabajado con tanto ahínco estos tres años.
«La rutina deriva en crisis, porque el inmovilismo es insostenible, es, literalmente: MUERTE»