En 2015 el Gobierno de Navarra puso en marcha la Comisión de Lucha contra el Fraude Fiscal y la Economía Sumergida. Nuestra organización, Attac Navarra-Nafarroa, fue invitada a participar. Aunque en un principio dudamos sobre si nuestras aportaciones serían tenidas en cuenta, y por tanto nuestro papel quedaría relegado al de simple asistencia; tuvimos la sensación de que había una voluntad sincera por parte del Gobierno de crear un espacio participativo y de debate. Por tanto, aceptamos formar parte de dicha comisión. Tres años después tenemos que reconocer que nos equivocamos en nuestra intuición, y que si en algo ha fracasado este Gobierno de Navarra ha sido en la lucha contra el fraude fiscal.
Desde las primeras reuniones de la comisión se puso de manifiesto que el debate iba a brillar por su ausencia. Las organizaciones presentes nos limitábamos a exponer nuestras aportaciones, y después era el criterio de la Hacienda Tributaria quien decidía si se tendrían o no en cuenta. Sin entrar a exponer los motivos de la aceptación o el rechazo. Sin ni siquiera debatir con las organizaciones la utilidad o inutilidad de las medidas propuestas.
Con el tiempo, la actividad de esta Comisión de Lucha contra el Fraude Fiscal y la Economía Sumergida fue languideciendo. Si bien en su fundación se decidió que las reuniones se llevarían a cabo con una periodicidad trimestral, los plazos se fueron dilatando progresivamente, hasta el punto de que la última vez que se convocó esta comisión fue en mayo del año pasado.
De esta forma se aprobó un Plan de Lucha contra el Fraude 2016-2019 que no es sino una continuación de los planes anteriores, cuya ambición por vigilar la correcta recaudación de impuestos es escasa. Las medidas fundamentales, que todos los grupos reclamábamos, eran dos:
Por un lado, era urgente paliar la escasez de medios humanos y técnicos destinados a luchar contra el fraude fiscal en Navarra. Si echamos un vistazo a los países del entorno, su número de funcionarios de hacienda por cada mil habitantes duplica al nuestro. Por supuesto, nadie se atrevió a solicitar una equiparación a las cifras europeas de forma inmediata, pero sí se pidió que se incrementara sustancialmente el número inicial. Pues bien, terminamos la legislatura de la misma forma en que la empezamos.
La otra medida fundamental no era solo petición de esta comisión, sino que estaba firmada en el propio Acuerdo Programático sobre el que se cimentó el cuatripartito: la realización de un estudio en profundidad sobre Fraude, Elusión y Economía Sumergida en Navarra. Para luchar eficazmente contra el fraude es fundamental conocer dónde se produce: si en el IVA o en el IRPF, si en entorno urbano o rural, si en agricultura o comercio, si en empresas o en particulares… Es fundamental conocer el problema y todos sus detalles. Para ello es necesario un estudio en profundidad de la situación en Navarra, algo que no se ha hecho y que hace que se tomen medidas a ciegas o de manera aleatoria, sin concentrar los esfuerzos en donde está el problema.
El resto de las propuestas de Attac Navarra-Nafarroa fueron ignoradas sin siquiera recibir respuesta. En ellas tratamos de aportar ideas para luchar contra los paraísos fiscales, o para impulsar la implantación de una tasa a las transacciones financieras, o para mejorar las consultas tributarias, o dar más eficacia a las denuncias de tipo fiscal, o condicionar las deducciones en el impuesto de sociedades, o replantear los beneficios fiscales. Medidas que creemos que deben estar contempladas en un Plan de Lucha contra el Fraude Fiscal que sea ambicioso y busque tapar los agujeros por donde se escapa la recaudación foral, y por tanto por donde se escapa una gran parte de nuestra capacidad de garantizar un adecuado estado del bienestar.
Contra la elusión fiscal existen medidas de reconocidos resultados, como son la simplificación de los impuestos, la reducción al mínimo de las excepciones o beneficios fiscales y el ingreso del impuesto por parte de un tercero (como ocurre en el IRPF con las retenciones que paga la empresa en nombre del trabajador). Pues bien, nada se ha avanzado en estos campos: cada día hay más excepciones y es más complicada la autoliquidación. Además, sin ir tan lejos, aunque todo el mundo coincide en que el sistema de módulos es injusto, nada se ha hecho para corregirlo.
Está mas que demostrada la eficacia de la denuncia ciudadana como instrumento en la lucha contra el fraude, pero también está demostrado que el denunciante queda indefenso tras atreverse a informar sobre estas irregularidades. Es urgente establecer medidas que protejan a quienes denuncian malas prácticas fiscales en sus empresas o sus organizaciones, e incluso pensar en formas de recompensar estas acciones, pero hoy día los denunciantes están tan desamparados como antes, puesto que no se ha avanzado nada en este sentido.
Un dato que llama la atención: la recaudación por el impuesto de sociedades en Navarra es, en 2016, de un 36,4% de la obtenida en 2007. Y ya la crisis no es una razón, pues las cifras de ventas y de beneficios de las empresas ya han llegado a las de aquellos años. En el Estado, la cifra de recaudación también es menor a la de entonces, pero supone un 49%. Que la recaudación por este concepto sea tan ridícula contrasta con el hecho de que el crecimiento del valor añadido de la industria en ese periodo en el Estado fue la mitad al registrado por el sector en Navarra.
Sabemos cuántos impuestos pagan los comercios minoristas y las grandes superficies, pero ¿cuánto recauda Navarra por comercio electrónico? ¿cuánto pagan las grandes plataformas como Google o Amazon por su actividad y volumen de negocio en Navarra? ¿Existen datos sobre el negocio inducido o creado a través de páginas web, youtubers, blogs, etc?
Esperábamos mucho más de la actual dirección del Departamento de Hacienda. Es indudable que, con los medios de que dispone en la actualidad, Hacienda Tributaria de Navarra, no puede abarcar todos los ámbitos de la actividad económica. También es indudable que impuestos creados para ser aplicados a actividades del siglo XX son ineficaces ante las nuevas formas de negocio. El consejero de Hacienda, además, es funcionario del departamento, con lo que no dudamos de que conoce el problema en toda su magnitud. De lo que sí dudamos, vistos los hechos, es de si alguna vez ha habido voluntad de luchar contra el fraude y la elusión fiscal en este Gobierno de Navarra.
Raúl Ciriza u Iosu Pardo