Si hubiera nóbeles a la gilipollez, uno de los más merecidos hubiera sido al tío que tradujo aquello de “the rain in Spain satys mainly in the plain” por “la lluvia en Sevilla es una maravilla”.
Seguro que todos nosotros sabemos de alguien o de algo que pensamos que es merecedor de un premio Nobel, sin ir más lejos estos días se discute un premio para Carlos Sainz, no es un Nobel, pero casi. No es el caso, porque seguramente el señor que ha ganado el último Rally de Dakar se lo merece. Pero me gustaría que todo viéramos que la gilipollez esta instalada entre nosotros y como decía el famoso tango Cambalache no estamos en su inicio, si no en su desarrollo.
No pienses más; sentate a un lao. / Que a nadie importa si naciste honrao… / Es lo mismo el que labura / Noche y día como un buey, / Que el que vive de los otros, / Que el que mata, que el que cura, / O está fuera de la ley…
Siglo veintiuno, cambalache / Problemático y febril…/ El que no llora no mama / Y el que no afana es un gil….
Y aquí, nosotros. Los gil. No sé si os habéis dado cuenta de los razonamientos de los problemas que nos acuciaban esta última semana, tenían la misma profundidad que actualizar una tangente a una secante. Observar; resulta que la intención de Vox de legislar un Pin parental en Murcia para permitir a los padres un grado de discernimiento y de agenda en la educación de sus hijos ya había sido aprobado por la vía de los hechos en Extremadura por el PSOE y Podemos. El requerimiento se expresaba con estas palabras; “es obligatorio que el profesor responsable y coordinador de la actividad solicite a las familias autorización (adjunta) de consentimiento de asistencia a dicha actividad aunque ésta se realice dentro del centro y en horario lectivo”. Es decir, todo un ‘pin parental’ y encima sin tramitarlo legislativamente. Lo que es de fachas y de 155 en Murcia es progresismo en Extremadura.
Así que finalmente la cuestión del pin se puede reducir a si eres de derechas y no te gusta una charla extraescolar te gustaría que tu hijo no fuera, pero si eres de esta izquierda identitaria y no te gusta una asignatura, te gustaría que no fuera ningún niño.
Hay otras tramitaciones pendientes, por ejemplo en Navarra, Maria Chivite y su grupo de acólitos y sindicalistas y asociaciones y plataformas y otros grupos identitarios mediante, van a dejar sin carga punitiva la ley de símbolos, y eso simplemente significa que a partir de mañana mismo, tanto vale una bandera de Navarra como una del País Vasco como esa otra del tres en raya. A partir de junio en los actos de fiestas patronales y en espacios oficiales veremos una miríada de símbolos nacionalistas. Es normal que sí tus símbolos, que son los de todos, los emparejas con otros, lo normal es que “los de todos” dejen de serlo.
Por supuesto, hay que asegurar los derechos de las minorías, pero, eso sí, sin olvidar que son minorías y que la democracia supone, entre otras cosas, el gobierno de la mayoría. No sea que lo que es un derecho de la minoría se convierta obligación de la mayoría. La obligación de la mayoría es la de respetar el derecho, no la de ejercerlo. Vamos que en algo tan pueril como los sentimientos y las banderas cada uno en su casa que haga lo que estime, pero en los lugares de Todos, que se respete el sentir de la mayoría. Vamos que asegurar el matrimonio de los gays no me obligar a casarme con un tío.
¿Por qué deberíamos enfadarnos? ¿Por qué deberíamos preocuparnos? Más que nada será porque nos jugamos mucho más que lo meramente simbólico. A alguien que actúa de ese modo a la hora de legislar o no se le vota la próxima vez o si se hace, con sus consecuencias. Pero no nos enfademos, el que no llora no mama.
Mientras tanto, yo me he puesto manos a la obra, no a la de Cristo, que para eso ya ésta la Obra, digo; el Opus, yo en cambio, mucho más prosaico, he decidido que hasta las próximas elecciones, a todo aquello que me llegue a partir de ahora, le atenderá mi bandeja de spam. Por cierto, si eres tú quien llega a mí bandeja de spam, Intenta no romper nada y prométeme que tomarás la pastilla. No dejes el tratamiento, por tus muertos. Que no estás tú para experimentos.
En Fin.