Santa Ana, patrona de Tudela, es una figura central en la devoción cristiana. Sin embargo, su nombre jamás se cita en la Biblia. El nombre Ana deriva del hebreo Hannah. Todo lo que se conoce sobre su vida, incluso su nombre, está basado en los Evangelios apócrifos, los evangelios que no están admitidos por la Iglesia dentro de sus libros canónicos. También la tradición oral es la que fue transmitiendo su figura hasta nuestra época.
Aunque ningún dato puede resultar de rigor histórico, la tradición dice que santa Ana era natural de Belén, y sus padres de Ana eran Matán y Emerencia. Descendía del rey David y de Leví (casta sacerdotal).
Según Julio Africano, Matán en un primer matrimonio con una mujer llamada Estha tuvieron un hijo llamado Santiago, quien llegó a ser padre de José de Nazaret.
Según el Protoevangelio de Santiago, Joaquín y Ana eran una pareja acomodada, pero infértil. Joaquín fue rechazado al llevar su ofrenda al templo por no tener descendencia. Apenado, Joaquín no volvió a su casa, sino que se dirigió a una montaña, donde rogó a Dios que le diera un hijo ayunando durante 40 días y 40 noches; Ana, mientras tanto, lloraba su dolor. Entonces un ángel se les apareció simultáneamente, anunciando que sus ruegos habían sido escuchados y que concebirían un hijo.
«Se cree que el culto más antiguo datado en la Península Ibérica, a finales del siglo XIII, es el culto que se le rendía en Sevilla»
Ana prometió dedicar al niño al servicio de Dios y cumplidos los nueve meses dio a luz a una niña a la que llamó Miriam (María). Al cumplir los tres años, Joaquín y Ana llevaron a María al templo para consagrarla a Dios como habían prometido. María vivió en el templo hasta que cumplió los 12 años, edad en la que fue entregada a José como esposa.
Otras religiones, también ensalzan la vida de Santa Ana: En el Judaísmo, se reconoce su vida de devoción, fe y esperanza en Adonai Jahve, y es descrita en la Torá, de manera similar a los evangelios apócrifos. También el Islam la reconoce como madre del profeta Jesús.
En cuanto al culto, en el caso de Europa, se cree que el más antiguo datado en la Península Ibérica, a finales del siglo XIII, es el culto que se le rendía en Sevilla. Este culto se desarrolla sobre todo a partir de la Baja Edad Media, con abundantes ermitas e iglesias, así como retablos a partir del siglo XV, muchos de los cuales se conservan en la actualidad. El caso de la congregación religiosa de las Carmelitas Descalzas está documentado en la difusión de su culto por Aragón, a partir de la fundación de su convento en Tarazona en 1603, por lo que esta difusión continuaba en la Edad Moderna, hasta llegar a nuestros días.