[ihc-hide-content ihc_mb_type=»show» ihc_mb_who=»4,5,6,7,8,9″ ihc_mb_template=»2″ ]Todos la conocen con el cariñoso apodo de “Chiqui”, pero en realidad su nombre y apellidos son María Luisa Martínez Aranaz, es la delegada de los Donantes de Sangre desde hace cuatro años en sustitución de sus padres Ángel y Mª Luisa, de quienes recibió este solidario legado tras sus fallecimientos. Ahora es ella junto a sus hermanos Miguel y Cristóbal quienes continúan al frente de una delegación que, desde hace 40 años, sigue en las mejores manos. “Es un orgullo para nosotros poder continuar involucrados en algo en lo que tanto cariño pusieron ellos”, asegura “Chiqui”.
En Ribaforada hay alrededor de 350 donantes de sangre y las extracciones en la autohemoteca se realizan dos veces al año; el 5 de junio y el 20 de noviembre, a partir de las 20:30 horas. “Acuden unas 30 ó 35 personas, pero el año pasado concretamente, se hicieron 236 donaciones de Ribaforada, porque bastantes donantes, por horarios o por fechas, prefieren acudir a donar a Tudela. Desde aquí quiero agradecer al Ayuntamiento de Ribaforada por su colaboración en todo momento”, insiste.
“Chiqui” asegura que su pueblo es muy solidario aunque reconoce que, a nivel universal, es necesaria una mayor implicación de las personas. “En donación de sangre nos estamos apagando un poco. El relevo generacional está fallando. Son más los donantes que se jubilan, que los donantes nuevos cada año”, revela, a la vez que anima a los jóvenes a formar parte de esta familia. “No sé si somos conscientes de que los donantes de sangre regalan vida. Cada vez hay más enfermedades, accidentes, operaciones, trasplantes y más tratamientos oncológicos, para los que se necesita de la sangre o de sus derivados. Nos decían en una reunión que en Navarra actualmente se necesitan unas 100 donaciones diarias. Donar sangre es un gran acto de humanidad”, explica.
En este sentido, destaca el ejemplo de la vecina de Ribaforada Sonia Diago Pérez, de 40 años, que también ha donado médula dos veces. “Eso es casi imposible. Es como un milagro. Son muchas las personas que se hacen la prueba para donar médula, pero tienen que coincidir tantas cosas, que es casi imposible poder llegar a donar alguna vez. Pues en nuestro pueblo, podemos llenarnos de orgullo, porque esta chica le ha salvado la vida directamente dos veces a otra persona. Eso es ser muy generosa y solidaria”, exclama con una gran satisfacción.
Se da la curiosa circunstancia de que “Chiqui” es la delegada de los donantes de Sangre de Ribaforada pero ella no ha podido donar nunca. “Casualmente soy una de esas personas que, sin haber podido donar nunca, tengo muchísimo que agradecer a los donantes. Cuando tenía 20 años, me diagnosticaron una enfermedad en la sangre: un linfoma de Hodking, que con muchas quimios superé bien, pero que me impidió ser donante de por vida. Por eso, siempre digo que nunca sabemos quién o cuándo vamos a necesitar de la generosidad de los demás. Yo estoy agradecidísima a todos los donantes, ya que he sido una de esas personas a las que han salvado. Así que, como os podéis imaginar, ahora estoy orgullosa de ser la delegada, y de poder estar al servicio de todos los donantes de mi pueblo, para cualquier cosa que puedan necesitar de mí. Y de poder ofrecer mi tiempo para lo que haga falta”, concluye Mª Luisa Martínez Aranaz “Chiqui”. [/ihc-hide-content]
“Es un orgullo continuar con el trabajo que mis padres realizaron al frente de ADONA”
Mª Luisa Martínez Aranaz “Chiqui”, junto a sus hermanos Miguel y Cristóbal, mantienen el legado que sus progenitores iniciaron hace 40 años