La actual pandemia ha puesto en evidencia algunos de los problemas que nuestro sistema sanitario arrastraba hacía tiempo, entre otros: disminución de la financiación por los recortes, bajo número de camas hospitalarias por 1000 habitantes, debilidad de nuestro sistema de Salud Pública, escasez de personal que ha llevado al debilitamiento de la Atención Primaria, escasez de material de reserva y privatizaciones en algunas CCAA.
Por otro lado, la pandemia ha demostrado la importancia de tener un Sistema Sanitario Público de calidad y con acceso universal, ¿Qué habría sucedido si se mantuviera la exclusión de cientos de miles de personas implantada por Rajoy y Mato en el RDL 16/2012? ¿Cómo hubieran evolucionado las cosas con un importante sector de la población sin acceso a la Atención sanitaria?…y un largo etcétera.
La población se ha dado cuenta de la importancia de una buena Sanidad Pública y del importante compromiso de los trabajadores de la misma en los momentos críticos. Creemos que hay que conseguir que esta hegemonía de lo público cristalice después de la pandemia, y lo haga en avances sustanciales en el reforzamiento de los Servicios Públicos esenciales como la Sanidad y los Servicios Sociales. Tenemos que plantearnos las medidas a adoptar y hacerlo con urgencia antes de que la experiencia se diluya en la conciencia colectiva. Estas medidas deberían de pasar por:
– Incremento sustancial de la financiación sanitaria, con un aumento en € por habitante y año, para situarnos en el promedio de la UE. En 2018, fueron 1.617€ frente a por ej. 3.879 de Alemania ó 3.278 de Francia. Por otro lado, es importante avalar una financiación finalista; podría ser un fondo específico para rescatar la Sanidad Pública gestionado por el Ministerio de Sanidad, que complemente los presupuestos autonómicos y disminuya las diferencias en los presupuestos por habitante que existen actualmente entre las CCAA (y que en 2020 superaban los 500€).
– Mejora de la coordinación inter-autonómica. La pandemia ha puesto de relieve las debilidades de la coordinación entre las CCAA y el Ministerio de Sanidad a la hora de proponer y hacer operativas políticas sanitarias comunes.
– Potenciación de la Salud Pública. Hay que desarrollar la Ley de Salud Pública, aprobada en 2011 y puesta en hibernación por los gobiernos del PP. Estos servicios deberían coordinar sus estrategias con la Atención Primaria y las administraciones locales para combatir los determinantes de la enfermedades crónico degenerativas (alimentación, contaminación, sedentarismo, tabaquismo, etc.) y los sistemas de alerta y contención de las nuevas epidemias de enfermedades contagiosas (Gripe A, Ébola, SARS, Coronavirus…) asociados al cambio climático y la globalización.
– Impulso y des-medicalización de la Atención Primaria (AP), que durante la epidemia ha jugado en papel fundamental a la hora de atender la demanda de enfermedad, diagnosticar nuevos casos, controlarlos en los domicilios o informar a las familias. Se precisa reforzar su papel en el Sistema Sanitario, aumentado su Presupuesto hasta el 25% del total sanitario, aumentando el personal, sobre todo el de enfermería y otras categorías profesionales como psicología, fisioterapia y trabajo social para desmedicalizar las consultas y potenciar la atención comunitaria, la promoción, la prevención y la atención domiciliaria.
– Incremento de las camas hospitalarias de la Red de gestión pública. Tenemos un déficit muy importante de camas hospitalarias que se ha convertido en crítico durante la pandemia. Son necesarias entre 50 y 70.000 camas hospitalarias más en todo el país, la mayoría de ellas de larga y media estancia. La saturación de las camas de los hospitales de agudos por los pacientes contagiados por el virus y la paralización de la atención a enfermos con otras patologías plantea la necesidad de crear una red camas de crónicos que sirva de colchón para futuras pandemias y mejore la eficiencia hospitalaria.
– Control de las privatizaciones y recuperación de lo privatizado. La respuesta a la pandemia ha venido desde la Sanidad Pública. Las privatizaciones han sido una pesada losa y han mermado de manera significativa su capacidad de respuesta.
– Aumento de profesionales del Sistema Público de Salud. Los recortes propiciaron una disminución importante de unas cifras que ya eran comparativamente bajos respecto a otros países de la UE y la OCDE. Hay que comprometerse también con la formación de los profesionales, aumentando las plazas de formación postgrado (MIR, EIR, etc.), proporcionando formación continuada e independiente de los intereses comerciales y fomentar la dedicación exclusiva.
– Creación de un fondo de reserva de material sanitario gestionado por el Ministerio de Sanidad, y puesta en marcha de una Industria Sanitaria Pública que acabe con la dependencia de otros países.
– Control del gasto farmacéutico y potenciación de la fabricación pública de medicamentos garantizando que el gasto farmacéutico crezca por debajo de los presupuestos sanitarios públicos (entre el 0,5-1% menos). Ello debe hacerse mediante la fijación de precios acorde con los costes reales, promocionando la utilización de medicamentos genéricos, la utilización de las centrales de compras para todo el Sistema Nacional de Salud y promocionando una industria farmacéutica pública.
– Favorecimiento de la investigación sanitaria pública. Hay que asegurar al menos el 1,5% del presupuesto sanitario público destinado a la investigación, y favorecer medidas que consoliden los equipos de investigadores
– Fomento de una Red pública de Residencias de Mayores de titularidad y gestión pública. Debería realizarse con carácter urgente una auditoría de todas ellas e intervenir las que supongan un riesgo para la salud. Además, hay que potenciar los recursos previstos por la Ley de la Dependencia para que las personas mayores puedan mantenerse en sus domicilios con el apoyo de cuidadores y recursos públicos.
Se trata de propuestas a desarrollar de manera urgente para potenciar la Sanidad Pública y garantizar su recuperación. Por otra parte, sería conveniente analizar la respuesta sanitaria durante la pandemia, una vez haya remitido esta, para poder evaluar la respuesta del sistema sanitario, y los errores y aciertos que se produjeron en su abordaje.
Asociación para la Defensa de la Salud Pública de Navarra- ADSPN