En los últimos años hay actores que intentan salir de encasillamientos producidos por series o películas, y deciden dar una vuelta de tuerca a sus carreras. Ahí están: Robert Pattison, Daniel Radclife, y ahora Mario Casas. El actor gallego, después de ser un icono adolescente, ha decidido encarnar a personajes más duros, aunque no siempre con fortuna como le sucedió en El fotógrafo de Mathausen, y con mejor suerte en El practicante, serie de Netflix. Ahora, encarna a un individuo que después de pasar años cuidando a su padre enfermo terminal, encuentra a una joven en la noche barcelonesa que le cambiará la vida. Le dirige el director David Victori, (El pacto). Junto a él intervienen: Milena Smith, Elisabeth Larena, Fernando Valdivieso.
Dani (Mario Casas) se ha pasado los últimos años cuidando a su padre enfermo terminal, ya que su hermana Laura (Elisabeth Larena) estaba en otros asuntos. Durante este tiempo se ha desgastado internamente, y ha quedado afectado por las circunstancias. La hora final llega para su padre, y Dani debe replantearse su vida.
Mientras reflexiona sobre el camino a seguir en un bar al calor de una cerveza, conoce a una chica, Mila (Milena Smith), una joven explosiva, atractiva, mentirosa que lo va a arrastrar por lugares inimaginables, convirtiendo la noche barcelonesa en un viaje por el infierno, cambiándole la vida por completo.
El director barcelonés agita el personaje sensible, apocado de Casas de la primera parte de la historia, en un tipo capaz de todo por salvar el pellejo, introduciendo el personaje de femme fatale, encarnado por Milena Smith. Junto a esta mujer que convierte la vida de este joven en una pesadilla, se añade un ritmo vertiginoso a la historia, utilizando los lugares de una Barcelona oscura donde los personajes no tienen reglas, ni moral, ni escrúpulos para acabar con el otro si es necesario. Sin embargo, a medida que el personaje se encamina hacia un callejón de autodestrucción, el argumento se vuelve cada vez más inverosímil, los giros del guion para sorprender al espectador acaban lastrando el discurso narrativo.
Es obvio que la historia está escrita para el lucimiento de Mario Casas y logra ser convincente con su personaje, pero quien le roba el protagonismo en cada plano es una sorprendente Milena Smith, encarnando a una mujer tan atractiva como asfixiante, tan cautivadora como tóxica. El resto de actores Fernando Valdivieso o Victor Solé dan un toque de perversidad a una historia frenética pero disparatada.
En definitiva, un film que muestra como cuando las circunstancias nos son desfavorables y nos vemos con el agua al cuello, por sobrevivir no conocemos ni a nuestro padre.