Deseo a todas y todos los lectores que siguen esta columna, que el 2022 recién estrenado, nos devuelva un nuevo tiempo cargado de salud, trabajo y ganas de seguir disfrutando de la vida sin restricciones. Lana Wachowsky creó con su hermana Lilly un hito en el cine de ficción con su trilogía. Ahora sola, vuelve a recrear el universo Matrix, apoyada en David Mitchell y Tom Tykwer, junto a los actores fetiches: Keanu Reeves y Carrie- Anne Moss. En esta ocasión, Thomas Anderson/Neo y Trinity deberán despertarse de su sueño, y descubrir que la falsa paz entre máquinas y humanos está dirigida por un Matrix más poderoso que nunca.
Thomas Neo Anderson (Keanu Reeves), es una celebridad por su videojuego Matrix. Ahora su jefe, desea que produzca un nuevo éxito llamado Matrix 4. Thomas / Neo, acude a un psicoanalista (Neil Patrick Harris), ya que ve en el presente, acciones, personas, sucesos, que supuestamente experimentó en el pasado. Para el psicoanalista todo es fruto de su mente, para Neo la realidad no es tal.
Un día sentado en una cafetería, ve entrar a la mujer que amó en el pasado, Tiffany/ Trinity (Carrie- Anne Moss), con sus hijos y marido. Thomas/ Neo, cree que no es real lo que está viendo, sino que de nuevo el sistema Matrix está manipulando a los seres humanos y controlando las mentes. En un incidente, se encuentra con Morfeo (Yahya Abdul-Mateen), que le propondrá la vuelta a la madriguera del conejo, tomar la pastilla roja o azul y descubrir la verdad…
Lana Wachowsky recurre al metarrelato, a la simbología, al flash-back para recordar lo que supuso en 1999 el fenómeno Matrix. Su intención ahora es reírse de la propia saga, lanzar dardos al propio Hollywood, donde una idea no original, se vende como si fuera la inmortalidad, de ahí que el nuevo señor Smith (Jonathan Groff) exprese: En Warner van a hacer una secuela de Matrix con nosotros o sin nosotros. El film sigue insinuando la indefensión del individuo ante un sistema manipulador de emociones, (el personaje del psicoanalista será clave). Lástima que las escenas de acción resulten a veces caóticas, que siga la verborrea conceptual, y el metraje sea alargado innecesariamente. Sin embargo, tenemos la sensación de estar otra vez, ante el universo Matrix.
Keanu Reeves y Carrie-Anne Moss poseen el mismo carisma que cuando los vimos enfundados en sus cueros negros hace ya más de veinte años. Ellos encarnan el romanticismo y con ellos el tiempo -bala parece detenerse.
Matrix ha vuelto para devolvernos al pasado, pero también para cuestionar sobre si las decisiones que tomamos son libres o si por el contrario, da igual que pastilla tomemos porque la realidad no la construimos nosotros.