Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de
beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis;
enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí.
(Mateo, 25)
La Poesía, de una u otra manera, no es ajena a la Vida. Y, muchas veces, nos vemos rodeados de metáforas. Pero, acostumbrados a la rutinaria realidad, no hemos aprendido a verlas. O no las entendemos. O, lo que es peor, tergiversamos deliberadamente sus mensajes. Ocurrió hace unos días. Algún metafórico titular no dejaba lugar a dudas: “una luna abrazó a una noche desbordada de lágrimas”. No es la primera vez que esto ha sucedido ni la última que sucederá. Pero las cámaras estaban allí. En este sucio mundo mercantilista, en el que los anuncios duran más que los programas, esto lo cambia todo. Y, acostumbrados como estamos a convertir en reality show cualquier suceso, algunos medios de comunicación y algunas redes sociales se lanzaron a interpretar lo sucedido bajo el prisma de la corrupta conveniencia de quien les paga o más beneficia económicamente a sus ideologías.
No hay piedad. Ni un atisbo de piedad. Lo que era un manifiesto acto de “amor al prójimo” acabó convertido en escena pornográfica por los dueños del rebaño y sus acólitos. Está claro: se ve lo que se vive o lo que se desea. Muy propio de quienes, fieles a su dogmatismo, dicen estar en posesión de la única verdad. Y, en consecuencia, pusieron en marcha todo su repertorio de descalificaciones y anatemas, echaron gasolina a sus infiernos a medida y desempolvaron sus añoradas inquisiciones medievales, cazas de brujas incluidas.
Fue una luna con nombre de Luna. Y fue una noche anónima, dolida e ignorada, recién salida del reflejo de un mar libre y sin límites, convertido en cementerio marino y en cárcel de vallas de acero y espigones de hormigón. Luna tuvo que cerrar sus reces sociales y otros contactos, porque era insoportable tanta descalificación. Y la Noche fue devuelta a su tierra desposeída y esquilmada.
Pero somos muchas las personas que nos sentimos Lunas. Porque este mundo necesita más Lunas, Porque este mundo necesita más abrazos para abrazar a las Noches prohibidas. Y porque las Lunas y las Noches tienen derecho a transitar el mismo territorio, sin vallas, sin fronteras, sin incomprensiones.
A ti Luna, que posiblemente no leerás estas líneas, te damos las gracias. Y todos los abrazos que te mereces.
Pepe Alfaro