[ihc-hide-content ihc_mb_type=»show» ihc_mb_who=»4,5,6,7,8,9″ ihc_mb_template=»2″ ]Muchos balcones de las calles Herrerías, Mercadal, Bóveda y adyacentes, han aparecido estos días con pancartas en sus balcones, en las que puede verse un lazo blanco y algunos mensajes reivindicando el derecho al descanso. Se trata de una larga lucha que llevan a cabo los vecinos de estas calles que consideran que esta zona de Tudela está acústicamente saturada e impide el descanso.
«Lo que pedimos es muy sencillo», nos aseguran desde la agrupación de vecinos: «En primer lugar, que se declare la zona acústicamente saturada (ZAS), y que no se permitan nuevas licencias de actividades productoras de ruido. Para esto, el ayuntamiento debería crear una moratoria, porque hasta que sea vigente la nueva ordenanza -que entraría en vigor en 2021, y en la que se cree que contemplará estas zonas como saturadas acústicamente-, se están pidiendo más licencias».
«En segundo lugar, pedimos que se cumpla la normativa. Nada más. Algunos bares la incumplen sistemáticamente los fines de semana. Y si no la cumplen, que se la hagan cumplir, que es la obligación del ayuntamiento». Los bares pueden estar catalogados como bar-cafetería o como bar especial. Los bares especiales necesitan tener aislamiento acústico y doble puerta, y pueden poner la música a 90 decibelios. Los bares-cafetería no necesitan doble puerta ni aislamiento, y pueden poner la música a un máximo de 75 decibelios, es decir, el volumen de una conversación un poco alta. Eso sí, deben realizar su actividad con puerta y ventanas cerradas. «Aquí está el problema», nos explican los vecinos: «Hemos visto puerta calzadas para que permanezcan abiertas, y con música muy por encima de los 75 decibelios. Escuchamos la música desde nuestras casas. Lo que pedimos es que, si quieren tener la música alta, que lo hagan, pero con insonorización y doble puerta, es decir, que cumplan la normativa. Además, los bares especiales están en desigualdad de condiciones, porque ellos sí que cumplen unas normas que los bares-cafetería se saltan a la torera. Han hecho sus reformas, cumplen escrupulosamente,… Y los otros bares, no».
Esta agrupación de vecinos ha acudido con su problema a quien tiene la obligación de hacer cumplir las normas: el ayuntamiento de Tudela. El resultado ha sido nulo. «Además, es un problema que viene de lejos. Ya en 2013, una agrupación de vecinos planteó el problema, se llevó al pleno, se hizo una moción, y todos los grupos municipales estuvieron de acuerdo en que este problema había que atajarlo. Se habló de poner más vigilancia por parte de Policía Municipal, de crear un plan para limitar los locales, se iba a hacer cumplir la ordenanza… Siete años después estamos igual. No lo atajó ni el equipo de gobierno que había entonces, ni el que hubo después, ni el que hay ahora. ¿Por qué el ayuntamiento no hace nada? No lo sabemos. Igual son medidas impopulares,… Pero tenemos derecho a descansar, nuestros hijos tienen derecho a descansar. El derecho al descanso es constitucional. Y lo necesitamos. Tenemos casos muy delicados. Hay un vecino mayor cuya mujer tiene alzheimer. Cuando está la música muy alta, lo pasan muy mal. El hombre ha estado en tratamiento psicológico, tiene secuelas, se pone muy nervioso, le dan ataques de ansiedad… Hay otra señora de 85 años que no puede descansar, se pone muy nerviosa; hay una chica que trabaja los fines de semana, a las dos y media está botando literalmente en su cama, y a las cinco tiene que ir a trabajar conduciendo sin dormir… Hay bebés, niños… Es insoportable. Así que la gente se está marchando. Hay vecinos que ya se han ido porque no pueden más».
Los vecinos llaman a menudo a la Policía Municipal, pero creen que sería más eficaz si viniesen de paisano y el bar no los viese, porque es habitual que, al verlos llegar con el coche y el uniforme, el bar baje la música antes de que se pueda hacer la medición.
Este grupo de vecinos se ha puesto en contacto también, en varias ocasiones, con el defensor del pueblo. Este ha instado tres veces al alcalde de Tudela a tomar medidas, pero tan solo la última vez ha dado contestación, «una respuesta de oficio», nos dicen: «que hacen lo que pueden para compatibilizar el descanso con el ocio. Pero no es verdad».
Los vecinos aseguran que con muchos de los bares hay buena convivencia, «no tenemos ningún problema. El ayuntamiento tiene la obligación de tomar cartas en el asunto, no entendemos por qué no hace cumplir la norma. No nos quejamos de las terrazas, ni de que la gente hable en la calle, solo de que los bares no cumplen la normativa. Si tienen la música alta, que insonoricen y pongan doble puerta. Es así de sencillo».[/ihc-hide-content]