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La Asociación Empresa Ribera, denominación que estrena la AER, volvió a celebrar su gala anual con la concesión de los premios a la trayectoria empresarial y el premio al relevo familiar que en esta edición han sido para Félix Guinduláin, responsable de la firma peraltesa Jofemar, y los hermanos Lamana, de la empresa tudelana El Arca de Noé, respectivamente.

El hotel Villa de Castejón volvió a ser el escenario escogido para el acto de celebración de los galardones AER que contó con la presencia de la presidenta del Gobierno de Navarra, María Chivite, el presidente de la AER, Domingo Sánchez Arteaga, los portavoces parlamentarios de Navarra Suma y PSN-PSOE, Javier Esparza y Ramón Alzórriz, el parlamentario Sergio Sayas, los alcaldes de Tudela y Castejón, Alejandro Toquero y David Álvarez, y otros cargos políticos además de representantes del sector financiero y compañeros empresarios de los homenajeados.

El presidente de la AER fue el encargado de abrir el acto con una intervención en la que volvió a plantear las demandas del empresariado ribero. Sánchez reclamó a los políticos presentes en el acto que tengan en consideración las demandas y preocupaciones de los empresarios. «Nos preocupan los datos del PIB que alertan de la ralentización del crecimiento que, unido al encarecimiento del precio de la energía, de las materias primas y las cadenas de suministro obligan a focalizar los esfuerzo en apoyo del tejido productivo y  la creación de empleo. Nos preocupan los empresarios se quejan de que las ayudas a la reactivación, desarrollo e inversión no están llegando como les habían prometido, que nos enfrentemos a medidas negativas ante la cada vez más dura competencia exterior y no contemos con soluciones protectoras que se ajusten a la dimensión de las empresas porque, protegiendo a las empresas se protege a los trabajadores, ya que si no hay empresas no hay empleo», recordó.

Sánchez puso el foco en cuestiones como el alza de las cotizaciones a la seguridad social, el incremento del precio de la energía, el aumento de los costes del transporte para reclamar al gobierno medidas que favorezcan al sector industrial y poder mantener el tejido de cerca de 8.000 empresas con el que actualmente cuenta la Ribera Alta y Baja de Navarra. «Vivimos una situación dramática, por ello, el Gobierno de Navarra debe de ser cauto en su balance de ingresos y gastos para guardar el remanente suficiente para apoyar a las empresas  que sufren con fuerza este tsunami en sus economías».

Por último, el presidente de la AER lamentó que se critique la temporalidad del empleo «cuando nadie garantiza un trabajo seguro y una cartera de pedidos mantenida, o que la reforma laboral se esgrima como trofeo político sin contar con la voz de los empresarios» y pidió que se fomente que la mano de obra cualificada se quede en las empresas mientras que la no cualificada no dependa del acomodo de las ayudas sociales. «Estamos a favor de las ayudas, pero estas no deben de ser sustitutorias de un trabajo remunerado», dijo.

La presidenta Chivite entregó el premio a la trayectoria empresarial AER a Félix Guinduláin

Félix Guinduláin, Jofemar: «Aquí no tiene cabida el relax, hay que seguir haciendo trayectoria»

Félix Guinduláin, presidente de Jofemar, fue el gran protagonista de la noche al recibir el premio a la trayectoria empresarial AER que conceden los empresarios riberos. El empresario peraltés quiso recordar a su padre, «por la oportunidad que me dio, y porque junto a mi madre, es parte fundamental de esta trayectoria empresarial».

Al margen de los éxitos, Guinduláin quiso tener presente al recoger el premio las crisis por las que ha atravesado la empresa y la sociedad. La Guerra del Golfo del 91, la Ley Antitabaco del 2004, la crisis económica del 2008 o la actual crisis sanitaria de 2020. «Las crisis nos han ayudado a mejorar y, en cierto modo te ayudan a diversificar en nuevos negocios. Hoy tenemos operadoras que dan negocio a más de 5.000 máquinas en toda España, apostamos por las baterías y sistemas de almacenamiento y por el coche eléctrico que hemos desarrollado junto a una empresa de Granada», recordó.

El momento actual, reconoció el premiado, es un desafío. «Debemos salir de esta pandemia porque atravesamos un momento muy exigente, de mucha incertidumbre, que nos hace afrontar nuevos retos. Hay colapso en los mercados y eso nos obliga a sacar lo mejor de nosotros mismos. Aumentan los costes en materia de transporte y engería y debemos de buscar fórmulas innovadoras para que todo lo que nos pasa no repercuta en el cliente. Todo esto nos puede hacer perder competitividad. En Jofemar tenemos muy claros los valores que nos transmitieron nuestros abuelos y nuestros padres. Esfuerzo, trabajo, constancia y humildad nos han llevado hasta donde estamos».

Por último, Guinduláin dedicó con toda su familia. «A mis padres por darme la oporunidad, a mis hermanos por su apoyo incondicional, a mis hijos porque me contagia su alegría y me dan la vida, a mi mujer porque es la que me pone los pues en el suelo, la fuerza que tiene y me transmite», y animó a todos los empresarios a seguir adelante. «Aquí no hay sitio para el relax y hay que seguir haciendo trayectoria. Gracias por dar riqueza al mundo que ésta circule, algo que nos permite la sostenibilidad y el trato justo para todos. Larga vida a las empresas y a los empresarios», concluyó.

Los hermanos Lamana recibieron el premio de manos del presidente de la AER, Domingo Sánchez

Gerardo Lamana: «Cumplimos el sueño de nuestros padres de abrir una ferretería en Tudela»

Gerardo Lamana fue el encargado de tomar la palabra en nombre de una familia que, este año, ha visto reconocido su esfuerzo con el premio al Relevo Generacional de AER. En nombre de sus hermanos Ricardo, Aaron y Andrés, Gerardo agradeció el apoyo que el Arca de Noé encontró en sus inicios entre el tejido empresarial de la Ribera, «empresarios que nos abrieron las puertas de sus negocios cuando les pedimos apoyo e información. Hoy estamos orgullosos de ser parte de ellos», indicó.

Recordó la trayectoria de un negocio que comenzaron en Murchante sus padres, Andrés y Soledad, primero con una pequeña tienda de ultramarinos y luego con una ferretería en la que los clientes podrían encontrar todo lo que pudiesen necesitar, lo que llevó a los fundadores a bautizar el negocio con el nombre de El Arca de Noé, relató Lamana. «Además de este pequeño hito, en 2008 vimos que Murchante comenzaba a crecer en población, pero las ventas no crecían. Nos dimos cuenta de que la forma de comprar de la gente estaba cambiando y tras realizar un estudio de viabilidad decidimos dar el salto a Tudela. Con esto conseguimos dos cosas, la primera jubilar a nuestros padres, que aunque éramos nosotros quienes ya tomábamos las decisiones del negocio no paraban de trabajar, y la segunda cumplir el sueño de nuestro padre de abrir una ferretería en Tudela».

Lamana terminó dedicando el premio a sus padres. «Siempre nos enseñaron que con esfuerzo y trabajo se cumplen los sueños. Por eso hoy, El Arca de Noé es una ferretería, una empresa de sistemas de riegos que también exporta y que monta placas solares. Ellos representan a una generación que vivió en escasez, luchó y trabajó. Por eso este premio es para todos ellos, esos padres y madres que nos han enseñado valores».

 

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