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Los asesinos de la Luna

La historia que no contaron los westerns

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Nombrar a Martin Scorsese es evocar una filmografía total que recorre: la mafia (Uno de los Nuestros), el culto al poder del dinero (El lobo de Wall Street) o los intentos por redimir al ser humano (Taxi Driver, Shutter Island). Ahora, dirige su mirada a los abusos del hombre blanco sobre la nación india de los Osage, en Oklahoma donde tras aparecer petróleo, un viejo coronel, desencadenará una historia llena de avaricia, y crueldades. El film lo protagonizan: Leonardo di Caprio, Robert de Niro, Lily Gladstone, Jesse Plemons.

Estamos en Oklahoma, principios del siglo XX, el capitalismo se abre paso cambiando el paisaje y las relaciones familiares. Allí llega un joven insensato Ernest Buckhart (Leonardo Di Caprio), en busca de su tío, el coronel William Hale (Robert de Niro), un tipo sin escrúpulos que se ha ganado la amistad de los habitantes, al mismo tiempo que va apropiándose de sus codiciados bienes: el petróleo.

Ernest aunque abandonado a la manipulación del tío, se enamora de la joven india Mollie (Lily Gladstone), y será empujado a casarse con ella por puro interés económico. Las violaciones de derechos de los indios se suceden, los asesinatos, hasta que el incipiente FBI manda un agente Tom White (Jesse Plemons), para esclarecer hechos nunca investigados. Poco a poco, el joven Ernest se verá atrapado entre la fidelidad a un tío cruel, manipulador, y los hechos dramáticos que suceden en el seno de la familia de su esposa.

Las más de tres horas que dura la narración, muestran la mirada escrutadora del director de El irlandés que destapa sin pudor el abuso de poder del colonialismo blanco masacrando a la nación india. El bisturí fímico de Scorsese retrata la crueldad y avaricia del ser humano, aunque abre otra puerta a la ternura, gracias al amor entre Ernest y Mollie que permite un sosiego, sabiendo que la muerte amenaza sin remedio. La narración detalla los cimientos sobre los que se erigió Estados Unidos: inicios del Ku Klus Klan, muertes, sed de poder, etc., es la cara de la colonización desde el lado de las víctimas que no nos mostraron como aquí realiza Scorsese.

La excelente fotografía, y música de Robbie Robertson crean ese clima de western crepuscular, de oda al cine. Pero todo se queda casi en segundo plano, por la estelar interpretación de Lily Glastone que roba el protagonismo a dos estrellas: Robert de Niro y Leonardo di Caprio, mostrando en cada aparición, el dramatismo de su personaje.

Un film donde el alma de Scorsese parece redimirse, al mostrar la verdadera cara de la construcción de Estados Unidos como nación, sin olvidar un final homenajeando a la radio, elemento muy presente en la filmografía de este director inmenso.