Alumnos Fundación El Castillo
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Los alumnos de 1º de carpintería de la Fundación El Castillo han vuelto a sumarse este año al proyecto social que el ayuntamiento de Tudela ha impulsado para mejorar la decoración navideña de la ciudad.
La Fundación colabora con esta iniciativa desde el pasado año, cuando Oscar Vidorreta les planteó la posibilidad de sumarse a la idea silueteando unos renos de madera que posteriormente se pintan en centros sociales y asistenciales de la ciudad, como las residencias de ancianos y el centro La Atalaya. El primer año se prepararon cinco renos que se repartieron por distintos puntos de la ciudad y, aunque alguno fue objeto de vandalismo, la iniciativa fue un éxito. “Estuvieron genial y la colaboración fue muy buena. Fue un trabajo que llamó mucho la atención y además el proyecto es muy bonito”, recuerdan Alma Martínez y Fernando Rolán, directores de la fundación.
Con esta experiencia los alumnos de 1º de carpintería que se han incorporado este año al centro, dirigidos por su profesor Jesús Domínguez, han retomado el proyecto al que se han sumado nuevos diseños y figuras. “Los chavales han vuelto a realizar y recortar las figuras y ha vuelto a ir muy bien. Es un trabajo que les ha gustado. En primero cuando entran suelen realizar trabajos más pequeños, de tipo manual, así que tener esta repercusión nada más entrar ha sido una pasada para ellos”, reconocen los directores de la Fundación.
En la iniciativa ha tomado parte un grupo formado por 15 chicos y chicas de 15 y 16 años. “Son chicos que no se han adaptado al sistema educativo convencional y que en la Fundación El Castillo reciben una Formación Profesional Básica. No han superado la ESO y reciben una formación en la que la mayoría de las horas de su currículo son prácticas de taller que complementan con las clases de lengua, matemáticas, ingles o sociales”, explican Alma y Fernando.
Todos, añaden, “comparten el denominador común de haber fracasado en la ESO por los motivos que sea. En la Fundación se encuentran con un modelo educativo distinto, en el que están juntos y trabajan de pie. Aquí dejan de ser el que estaba en el pasillo todo el día o el que no se entera de nada en clase. Tener contenidos adaptados para ellos, ser un centro pequeño y contar con un profesorado muy cercano son los tres factores que hacen que en la Fundación El Castillo, muchos vuelvan a reinsertarse en el sistema educativo convencional continuando su formación en especialidades de grado medio de formación profesional o bien accedan al mercado laboral y a la sociedad.. . algo que para nosotros es muy relevante si tenemos en cuenta que eran chicos y chicas que se habían quedado fuera del sistema”, destacan los responsables de la Fundación.