La Asociación de Afectados por las Riadas del Ebro, ASAFRE, está cansada de que en Navarra y Aragón no se escuche a los ribereños. A comienzos de enero, ASAFRE se reunía en la sede del Gobierno regional de Cantabria con su presidente, Miguel Ángel Revilla, para hablar sobre las inundaciones del Ebro y sus afluentes.
El presidente de Cantabria señalaba entonces que el Gobierno autónomo ya contaba con un presupuesto de dos millones de euros para actuar en las zonas afectadas, algo que en Aragón solo son promesas incumplidas de cara a las elecciones autonómicas, y que en Navarra no se concreta.
Como los ayuntamientos ribereños no pueden hacer frente a la inversión económica que supone actuar en las zonas afectadas, tienen que contar con la ayuda de las instituciones provinciales, autonómicas y estatales, que hacen caso omiso a la mayoría de sus peticiones.
Además, a esto hay que sumarle la lentitud en la burocracia. Los plazos establecidos son lagos y las ayudas, si llegan, lo hacen con mucha demora. Son muchos los que se replantean si de verdad es rentable seguir trabajando sus tierras y viviendo en las inmediaciones del río Ebro. Si no se hace nada antes, en unos años habrá que lamentar la marcha de la población ribereña que se dedica al sector primario a otros lugares donde de verdad se les escuche.
Los ribereños están cansados de hacer frente cada vez que hay una crecida del río Ebro a la inversión económica que supone volver a empezar prácticamente de nuevo. Si no se soluciona pronto el problema, los municipios afectados por las avenidas del río Ebro pasarán a formar parte de la España vaciada.
Asafre, Asociación de Afectados por las riadas del río Ebro, que agrupa a usuarios de Aragón, La Rioja, Navarra y Cantabria