La Reina Letizia a su llegada a Tudela, donde ha saludado a todo el público que esperaba a las puertas del cine Moncayo
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La Reina Letizia ha dejado su impronta en las calles de Tudela. En un festival de Operas Primas, de directores debutantes y, generalmente, de rostros aún poco conocidos de la cinematografía española, Letizia ha sido la gran megaestrella que ilumina y pone el foco en un festival como el de Tudela.

La Reina se ha bajado del coche pasadas las 11:20h., ha despachado el habitual pasamanos que le aguardaba a las puertas del cine Moncayo con la presidenta Chivite, el alcalde Toquero, el Ministro Iceta, el delegado del Gobierno, Arasti y ha empezado su particular interpretación.

Se ha saltado todo el protocolo previsto. Primero ha saludado con un efusivo abrazo al director del Festival, Luis Alegre, con el que no ha disimulado la complicidad que les une y que lo delata como el gran responsable de que la Reina haya repetido la experiencia que ya vivió el pasado año. El turolense de Lechago no necesita más méritos para que la ciudad lo considere como uno de sus hijos adoptivos.

La Reina no ha necesitado alfombra roja para encandilar. Se ha acercado al público que, aunque entregado en vítores y piropos, se ha visto sorprendido por la extrema cercanía que les ha demostrado. Letizia ha saludado a todas y cada una de las personas que la esperaban. Pocos se han quedado sin estrechar la mano de una Reina a la que el recibimiento parecía saberle a poco, ya que no ha dudado en volver a cruzar la acera y saludar a otro grupo que esperaba presenciar el evento de refilón y que se han visto convertidos en protagonistas de la película.

No ha sido su única improvisación. Ya en el cine, y tras el saludo protocolario que se ha producido en el vestíbulo del Cine Moncayo con algunos de los alumnos de los centros educativos y el photocall de autoridades, la Reina no ha dudado en volver a detener el camino hacia su butaca cuando tres alumnos del colegio de Jesuitas de Tudela le han pedido una foto, y a los que Letizia les ha regalado un selfie para el recuerdo, un gesto que ha vuelto a repetir a la salida de la proyección con varios grupos de estudiantes.

Homenaje a Pilar Miró

La Reina Letizia haciendo entrega del reconocimiento del festival Opera Prima a Gonzalo Miró, hijo de la cineasta Pilar Miró

La Reina ha presidido en el Cine Moncayo de Tudela el acto de reconocimiento del Festival a Pilar Miró, una cineasta cuya trayectoria profesional y vital desbordó totalmente la España que le tocó vivir y de cuyo fallecimiento se cumplen ahora 25 años.

El director del Festival Opera Prima, Luis Alegre, ha agradecido a la Reina su asistencia a un acto con el que Tudela acerca a los estudiantes a las grandes personalidades del cine español y ha vuelto a sumar a la Reina Letizia a la familia de los amantes a la cinematografía. «Con su asistencia demuestra ser una cinéfila convencida del poder del cine para hacernos mejores personas, enseñarnos cosas esenciales de la vida y de la naturaleza humana, y se convierte en cómplice de un humilde festival que aspira a la exaltación de Tudela como un lugar que celebra la alegría de vivir, la cultura, la valía de los cineastas españoles y la vigencia y poderío de los clásicos de nuestro cine», ha afirmado.

De la homenajeada, Alegre ha dicho que Miró fue una mujer decisiva de la segunda mitad del siglo XX. «Revolucionó para bien todo lo que tocó, fue una pionera que abrió caminos y se puso muy por encima de su tiempo. Fue la primera mujer española que ocupó la Dirección General de Cine, la dirección de TVE, realizadora, cineasta, directiva y hasta madre soltera en la España de los 60, 70 y 80 cuando casi ninguna mujer lo era. Fue un modelo de lucha y coraje en esa España rancia y machista en la que una mujer empoderada resultaba muy incómoda. Veinticinco años después de su muerte, con la distancia que da el tiempo, comprendemos mejor el profundo alcance de su grandeza», ha asegurado Alegre.

Ana Belén, Nativel Preciado, Víctor Manuel, Mónica Radall

El acto ha contado además con la presencia de amigos de la directora. En el escenario han estado Ana Belén, Nativel Preciado, Víctor Manuel, Mónica Radall y el director de la Academia de Cine Española, Fernando Mendez Leite. A él le ha correspondido poner voz a la experiencia vital que compartieron con Miró. «Pilar Miró le cambió la cara al cine español y plantó la semilla de la renovación tecnológica que se iba a producir en los años 90, que coincidió con la aparición de directores, técnicos y actores muy lejanos a las experiencias vitales y profesionales que jalonaron la trayectoria de Pilar Miró».

Gonzalo Miró ha recibido el premio de manos de la Reina

Tras sus palabras, la Reina Letizia ha hecho entrega a Gonzalo Miró del reconocimiento con el que el festival ha querido homenajear a su madre, Pilar Miró. Gonzalo ha agradecido el recuerdo que Tudela ha tenido con su madre. «Jamás me voy a cansar de dar las gracias por cada homenaje que se le han hecho durante estos años y por poder sentir el cariño que hacia ella pervive».

Miró ha confesado la rabia y la pena porque no pueda ser ella en persona la que disfrute de estos reconocimientos. «Mi madre era muy pasional, se entregaba en cuerpo y alma a cualquier cosa que hacia, y su estado de felicidad alcanzaba su cima en el set de rodaje. Un amor por el cine que intercaló con su responsabilidad de ir derribando barreras de la falta de libertad de la época que le tocó vivir. Lo hizo por ella, por su propia libertad, pero la perspectiva del tiempo nos ha hecho ver que consiguió marcar el camino a muchas mujeres que siguieron sus pasos. El primero que atraviesa el muro siempre sale lastimado y mi madre vivió momentos extremadamente duros e injustos. Nos dejó cuando lo que estaba por venir era el reconocimiento del que yo disfruto a titulo póstumo», ha lamentado.

Para concluir, Miró no ha dudado de su madre estaría orgullosa de sentir el amor de su hijo, el cariño y aprecio de sus amigos y el reconocimiento del público y de los compañeros de profesión. «Solo puedo sentir orgullo de ella, desear que estos homenajes no acaben nunca y gritar viva la madre que me parió».