El equipo de trabajo social sanitario del área de salud de Tudela ha compartido esfuerzos con el resto de profesionales en afrontar el grave impacto de la pandemia, siendo una pieza más en un engranaje para dar respuesta integral a los pacientes diagnosticados con la Covid-19
Santiago Urmeneta, coordinador de la unidad, reconoce que han sido días bastante complicados, en los que los han tenido que trabajar de manera intensa para conocer el contexto individual, familiar, social, ahora más que nunca, «Los trabajadores sociales teníamos que dar una respuesta ágil a todos los pacientes diagnosticados, realizamos un cribado social y detectar sus necesidades, el riesgo social. Saber si contaban con el apoyo familiar necesario para autogestionar sus necesidades, si vivían solos, si precisaban cuidados o eran dependientes, si la vivienda reunía adecuadas condiciones», explica el coordinador del servicio.
A ello la crisis de la Covid-19 ha añadido el tema de la vivienda, «muy importante a la hora de garantizar el aislamiento que recogen los protocolos», recuerda. En muchos casos la enfermedad se pasa en el propio domicilio o el paciente regresa a casa cuando pasa a una situación clínica estable. «El confinamiento ha puesto más de relevancia si cabe, la importancia de las condiciones de una vivienda, ya no solo porque se dan situaciones de infravivienda, sino porque se necesitan habitaciones disponibles que faciliten el aislamiento o un baño para uso exclusivo del enfermo. Es en este aspecto donde hemos detectado verdaderas dificultades», asegura Urmeneta.
En este sentido el equipo de Trabajo Social Sanitario del área de salud de Tudela destaca el apoyo que ha supuesto contar con un recurso como un hotel medicalizado en las instalaciones del Bed4u, que ha permitido acoger a pacientes Covid + que tenían muy complicado mantener el aislamiento en su domicilio, no contaban con apoyo o regresar a casa les iba a hacer convivir con familiares a los que tener próximo un riesgo de contagio podía comprometer su estado de salud al tener otras patologías.
La soledad ha convertido a muchas personas en más vulnerables
En todo este proceso los trabajadores sociales reconocen que la soledad ha convertido a muchos pacientes en personas especialmente vulnerables. «Todos sabemos del riesgo que implica la soledad, especialmente la no deseada, y que es un factor de riesgo. No hablamos solo de personas mayores, sino de gente no tan mayor que vive sola y que en estos momentos de crisis no ha podido tener un soporte. De ahí la importancia que ha tenido en esta crisis colaborar y coordinarnos con los Servicios Sociales, con Protección Civil, Cruz Roja,… y con otros recursos de comunidad para atender a esas personas que viven solas y sobre todo, en condiciones que agravaban su vulnerabilidad, o bien porque tienen una discapacidad, una dependencia o porque la vivienda no reúne unas mínimas condiciones».
Urmeneta reconoce que la pandemia de la Covid-19 ha hecho aflorar a la superficie las dificultades de muchas personas que viven solas. «Se han detectado situaciones que han requerido nuestra intervención, ya que no es lo mismo vivir solo que tener una pareja, hijos, padres que te facilitan una red de apoyo en los momentos de dificultad. Pero también hemos visto las dificultades a la hora de gestionar esta situación, el temor al contagio y ha habido situaciones difíciles en las que hemos tenido que dar una respuesta a necesidades y tratar de buscar soluciones compartidas entre todos», asegura.
El trabajo social ha permitido responder de una manera más integral en la pandemia
Urmeneta está convencido de que el trabajo realizado por los profesionales de trabajo social del área de salud de Tudela ha permitido ofrecer una respuesta integral a los pacientes en esta crisis. La coordinación interna con el resto de profesionales y la coordinación sociosanitaria ha sido impresionante y clave en la gestión del impacto de la pandemia. «Como es habitual hemos colaborado en aportar la dimensión social para poder responder de una manera integral a las necesidades de paciente y de familia, ya que en la mayor parte de los casos afecta e implica a la familia».
La experiencia, reconoce, ha permitido al equipo aprender y crecer como profesionales y poner en valor la importancia de un trabajo de manera coordinada y de responder a las necesidades cambiantes que han ido surgiendo. «Ya sabíamos que la coordinación sociosanitaria era vital pero este caso la ha convertido en fundamental, una pieza más del engranaje de los distintos equipos del hospital, de los centros de salud y de salud mental. Junto con medicina, enfermería, auxiliares o celadores y otros profesionales, los trabajadores sociales hemos aportado la dimensión social a las consecuencias de la enfermedad, completando la visión global del paciente, y el gran esfuerzo del resto de compañeros y compañeras de los equipos del Hospital, Centros de Salud y Centro de Salud Mental del Área de Salud de Tudela”.