Urko Olazábal, Maixabel Lasa, y Arantza Aranguren
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La proyección de «Maixabel» de Iciar Bolláin protagonizó la segunda jornada de la Muestra de Cine Español de Tudela en su vigésimo octava edición. La proyección llegó arropada con Urko Olazábal, ganador este año del Goya a la mejor interpretación secundaria por dar vida al etarra Luis Carrillo, Arantza Aranguren, actriz pamplonesa que este año ha participado en dos de las grandes películas del año «Madres paralelas» y «Maixabel», y Maixabel Lasa, viuda de Juan Mª Jáuregi, Gobernador Civil de Guipuzcoa asesinado por la banda terrorista ETA, la gran inspiradora de esta historia.

La historia que relata Bolláin ha sido una de las grandes películas de la temporada y de los últimos años del cine español. Desde su presentación en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián no ha dejado de recibir distinciones. En la pasada edición de los Goya consiguió tres estatuillas y era candidata a los principales premios. «La acogida de la crítica y del público ha sido unánime, que ha entendido muy bien el calado de una película que más allá de una obra de arte es algo más», reconocía el director de la muestra de cine, Luis Alegre que, recuerda, como viene haciendo la propia directora del filme, que «Maixabel» es una película basada en hechos reales, porque si se cuenta como ficción es inverosímil, una muy buena definición de la profundidad que tiene esta película y de la lección moral que encierra».

Sin duda la presencia de Maixabel Lasa en Tudela se llevó la atención del público de la muestra. La viuda de Jáuregui que una de las víctimas que aceptó el encuentro solicitado por los asesinos de su marido. «Lo que representa es algo verdaderamente inaudito, por eso lo que se cuenta es tan potente tan emocionante, conmovedora y de verdad», sentencia Alegre.

«Creo que lo que se cuenta en Maixabel es bueno para la futura convivencia»

Maixabel Lasa explica los encuentros restaurativos que se relatan en la película con un recorrido corto. «Por desgracia el Partido Socialista perdió las elecciones en el año 2012 y al Partido Popular no le interesaban para nada estos encuentros. Lo cierto es que no le interesaban a mucha gente, pero entre ellos al Partido Popular».

Recuerda que la decisión de darlos a conocer surgió de la necesidad de contarle a la gente que estas cosas suceden y sucedieron. «Por ello me he empeñado en estar en los medios, en estar en documentales y dar el ok a esta película. Fue una decisión que no he tenido que pensar demasiado, porque pienso que es bueno para la futura convivencia», afirma.

Lasa sostiene que esta historia «pone en valor no solo a las víctimas que participamos en estos encuentros, sino también el valor de quienes accedieron a estar con nosotras. La realidad es que la petición viene de ellos, de los presos, que quieren contactar tras realizar un reconocimiento autocrítico de lo sucedido y de responsabilizarse de lo que hicieron». De ello y del mensaje de «Maixabel» destaca tres aspectos fundamentales, «la deslegitimación del uso de la violencia, que entre diferentes personas y formas de pensar se puede vivir y, por último, la desidealización de lo que ETA supuso o fue, ya que a día de hoy todavía hay algunos que tienen una visión romántica».

Maixabel es una historia muy aclaratoria, asegura. «A las personas nos interpela, es una catarsis que nos lleva a preguntarnos dónde estaba yo cuándo sucedían estas cosas y a interrogarnos a nosotros mismos si estuvimos a la altura de las circunstancias».

Una de las mayores satisfacciones que le ha aportado esta película a su inspiradora han sido los espectadores que ha tenido. «Hay más de medio millón de personas que han visto la película a día de hoy. El mejor premio para la película es que la haya visto tanta gente. Los Goya están muy bien pero lo importante es que el mensaje llegue y cale». También que la acogida haya sido generalizada allí donde se ha proyectado, ya sea Euskadi o Madrid, la universidad, los colegios o la cárcel. «Es muy satisfactorio que te reconozcan, eso significa que la gente ha visto la película y que le ha supuesto mucho y todo eso se nota».

«La película va a quedar para que generaciones venideras puedan darse cuenta de lo que fue ETA»

Cómplices de este relato han sido los actores Urko Olazábal y Arantza Aranguren, que reconocen la responsabilidad que han tenido en el relato. «Son cosas que han formado parte de nuestra vida. En mi caso he pasado toda mi juventud en Pamplona y era nuestra realidad y había veces que veías cosas y callabas, en un sentido y el contrario, por eso tiene mucho valor personal participar y contar esto que es parte de todos nosotros», explica Aranguren. «Gente que ha visto la película me ha reconocido que, después de verla, tienen muchas cosas sobre las que reflexionar. Ese entorno silencioso que se plantea cosas de otro lugar tiene mucho valor».

Urko Olazábal reconoce que le atemorizó un poco poder contar esta historia. «Como vasco no tenía un discurso claro sobre la película y tenía miedo real de qué iba a pasar con el estreno de la película. No hablo de presiones pero sí que veía el tabú en la sociedad. Fue al ver la película cuanto se me ha puesto delante un discurso muy claro. Es tan aclaratoria y tan definitoria respecto a lo que fue ETA que enseguida me puse manos a la obra a defender la película y nuestro trabajo», comenta. «Considero que la película va a quedar para generaciones venideras puedan darse cuenta de lo que fue ETA. Hasta cierto punto es interesante que las generaciones más jóvenes no sepan hasta un cierto punto, porque ello significa que el odio generacional no se ha transmitido, pero es cierto que es una historia que hay que contarla y que deben conocer para que no se vuelva a repetir».

Respecto a su papel la película, y que le ha valido el premio Goya a la mejor interpretación secundaria, Olazábal relata cómo ha sido la construcción de su personaje. «Conocí a Luis Carrasco, me contagié de su energía, de cómo no me miraba, como rehuía y se zafaba pero que, al mismo tiempo, tenía las intenciones de querer contarme todo. Pude ver que esta persona estaba arrepentida y vivía en una profunda tristeza».

A partir de ahí contó con los ingredientes que le han permitido dar vida a un personaje de premio. «Entendí que esa persona no había sido así toda la vida y me tuve que imaginar como fue en su juventud, en la que podía sostener una pistola en la mano, sentirse muy orgulloso por hacerlo y por asesinar gente. Esa ha sido la composición, ver a Luis Carrasco encorvado con todos sus asesinatos en la espalda y todo lo contrario, cuando estaba con la cabeza alta y tenía otra actitud hacia la vida y hacia la víctima».

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