Fermín Corella, gerente de la Mancomunidad, ha explicado el funcionamiento de la planta de bioestabilización a los representantes del Gobierno, Consorcio de Residuos y ayuntamientos
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La Mancomunidad de la Ribera, con la financiación del Gobierno de Navarra, que ha aportado el 80% de la inversión, y el Consorcio de Residuos de Navarra, que ha asumido el 20% restante, ha destinado 1,4 millones de euros a la construcción y puesta en marcha de una nueva planta de bioestabilización que va a permitir que dejen de enterrarse restos de materia orgánica sin estabilizar en el vertedero del Culebrete.

En la actualidad, ha explicado el director gerente de la Mancomunidad, Fermín Corella, la planta de biometalización del vertedero del Culebrete procesa el 86% de los residuos de materia orgánica que está llegando a sus instalaciones. El 14% restante es materia orgánica que se rechaza en la planta, al estar vinculada a otro tipo de residuos y que va a pasar a tratarse en las nuevas instalaciones de bioestabilización. Allí, ha explicado Corella durante una visita a la que han asistido representantes de las 19 localidades que componen la Mancomunidad de la Ribera, «se separa de los restos no tratables y se le somete a un proceso de compostaje por ventilación forzada. Después de 21 días en la trinchera de compostaje, la materia pasa a reposar durante otros 21 días en las trincheras de maduración, permitiendo bioestabilizar la materia orgánica de manera que no pasará ni un kilo al vertedero que no esté sin bioestabilizar», ha destacado.

Además de este objetivo, ha añadido Corella, la planta podrá asumir los restos de residuos orgánicos en caso de avería o parada por mantenimiento de la planta de biometalización, de manera que puedan estabilizarse antes de derivar al vertedero.

Por último, y como gran objetivo de este proyecto, está compostar la recogida selectiva de materia orgánica cuando la Mancomunidad instale el quinto contenedor.

20.000 toneladas de residuos orgánicos al año

Las instalaciones de la planta de bioestabilización cuentan con un total de 12 trincheras en las que se depositan los restos de materia orgánica para someterlos a los procesos de compostaje y maduración. Tres o cuatro de ellas, con capacidad para el tratamiento de 11.000 toneladas al año en función de las necesidades, se destinan a estabilizar el rechazo que se produce en la planta de biometalización; una, con capacidad para 3.000 toneladas de residuos al año, quedaría para asumir los residuos orgánicos en caso de parada de la planta de biometalización y, el objetivo, ha reconocido Corella, es que al menos dos se destinen al compostaje de los restos de la recogida selectiva de materia orgánica, sumando un total de 6.000 toneladas de residuos orgánicos al año.

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