La cara del Rey Sancho limpia tras la intervención
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La escultura de Sancho el Fuerte en Tudela que se levanta en la plaza del mismo nombre en el centro de la capital ribera volverá a lucir un aspecto renovado y similar al que le dio su creador, Antonio Loperena Eseverri tras la intervención que se está llevando a cabo estos días Construcciones Leache, firma navarra de Aoiz especializada en este tipo de intervenciones y que tendrá un coste de 17.905,65 euros, IVA incluido.

La escultura se creó en el año 1981 a través de una iniciativa de la Real Sociedad de Amigos del País de Tudela. En un primer momento se ubicó en la Plaza de la Estación para, posteriormente, trasladarla al centro de la ciudad a la Plaza a la que da su nombre el épico monarca navarro.

Loperena apostó por la piedra de Salamanca para dar forma a la efigie del rey que, dividida en dos piezas, tiene un peso total de 5 toneladas. El escultor se inspiró en la escultura yaciente de Sancho el Fuerte en Roncesvalles y la rejuveneció mostrando a un rey más joven en plenitud. El paso del tiempo y las inclemencias de la climatología han ido afectando a la figura cubriéndola, principalmente, de una patina biológica que ha cubierto el conocido perfil del monarca.

Estado previo de la estatua
Restauración

La escultura de Sancho el Fuerte en Tudela está ahora en manos de Mariví Mendía y Miriam García de Villoslada, dos restauradoras que han recorrido Navarra de norte a sur y de este a oeste devolviendo el esplendor con el que fueron creados muchos de los monumentos más emblemáticos de nuestra tierra. No es su primer trabajo en Tudela, recuerdan, donde ya han dejado su firma en la portada de San Nicolás de Bari y el interior del templo, participaron en el estudio que analizó el estado en el que se encontraba la Puerta del Juicio o las pinturas murales de la escalera del Palacio Marqués de San Adrián.

La escultura, explican, «se encontraba afectada especialmente por patina biológica, una capa creada por su exposición a la intemperie que se está eliminando con un trabajo de cepillado, biocidas y microproyección». Además, añaden, se están consolidando las zonas donde la piedra había perdido consistencia y estaba más arenizada con varias manos de agua de cal.

Loperena recubrió la escultura con una monocromía que presentaba diversas faltas como consecuencia del paso del tiempo. La intervención ha conservado la pintura original y se están reintegrando esas faltas y reparando algunas fisuras y grietas, describen las restauradoras. Esa integración, explican, es ahora de base natural, pintura  a la cal pigmentada que permite que la piedra respire y evitar que vuelvan a repetirse nuevos daños como consecuencia de una pintura que no es la más adecuada, se desprende y ocasiona las arenizaciones.

Doble firma de Loperena

Una de las curiosidades que ha sacado a la luz esta intervención sobre la escultura ha sido la doble firma que plasmó el escultor en la estatua. La frontal que puede verse a los pies del Rey, «pero también firmó en la parte derecha de la escultura que permanecía tapada por mortero, una doble firma de la que desconocemos los motivos», indican.

La intervención se completará con la restauración de la placa en la que puede leerse, objeto también de la rehabilitación para reparar las pérdidas de volumen que le afectan y cuyas letras van a volver a remarcarse para mejorar su lectura.

Queda pendiente si se apuesta por aplicar un tratamiento hidrófugo a la escultura, algo que permitirá repeler el agua y evitar que se vuelva a formar la capa e patina biológica que tenía y, sobre todo, recomiendan, «será muy importante la conservación de la escultura a partir de ahora, una conservación preventiva, especialmente de limpieza que deberá tener en cuenta el ayuntamiento a partir de ahora y que evitará tener que hacer intervenciones costosas en el futuro».

El resultado, avanzan Mendía y García de Villoslada, será una escultura con el mismo aspecto que le dio en su momento Loperena. «Para nosotras es una joya. Es la escultura del Rey de Navarra, un personaje muy simbólico y que marco una época».

El concejal de Urbanismo del ayuntamiento de Tudela, Zeus Pérez, ha resaltado la mejora que va a aportar a la escultura y el entorno la intervención. «Debido a su actual estado de deterioro, provocado por su exposición a las inclemencias del
tiempo, hemos decidido acometer, con una empresa especializada, una restauración completa de la estatua, ya que era una demanda reiterada de los vecinos de la zona,”, ha señalado.

Loperena junto a la escultura. Foto Alfredo
Origen del monumento

El origen de la escultura de Sancho el Fuerte en Tudela tuvo su particular historia. Hoy parece indiscutible en sentir que los tudelanos guardan al que fuera su Rey, pero en su momento hubo alguna voz discrepante con el proyecto al no constatarse que Sancho el Fuerte fuera tudelano de nacimiento o que en su etapa como monarca navarro no concediera privilegios a la ciudad, mereciendo este honor reyes como Alfonso El Batallador o Carlos III el Noble.

Sin embargo, los defensores del proyecto siempre argumentaron que, al margen de motivos, Sancho el Fuerte fue rey navarro y tudelano y que el amor de los tudelanos hacia su figura era palpable, siendo la propuesta mayoritaria para denominar al que iba a ser instituto de segunda enseñanza aunque finalmente se denominó Benjamín de Tudela.

La comisión pro monumento llegó a lamentar que no era normal que cuando un grupo de personas había roto una lanza a favor de un rey tudelano para hacerle un monumento hubiera señores que salían hablando en contra y negando tradiciones sin ninguna base verídica y demostrable. «Sancho el Fuerte es, mientras nadie demuestre que no ha nacido en Tudela, el tudelano más sobresaliente de la historia y, en boca de algunos historiadores, el mas grande Rey de Navarra (…) Para honrar su memoria es suficiente saber que fue un gran rey navarro, ligado el que más a Tudela, y que nació, vivió y murió en nuestra ciudad».

Debate sobre la ubicación

Superado este debate inicial y con el escultor manos a la obra llegó un nuevo debate a la sociedad tudelana, en este caso sobre la ubicación de la escultura para lo que se plantearon diversas opciones, el Paseo Vadillo, actual Paseo de Invierno, la Plaza de la Renfe, hoy plaza de la Estación, el Paseo de Pamplona o la Plaza Sancho el Fuerte.

Anuncio de la inauguración

En noviembre de 1982 se decide que la escultura creada por Loperena se ubicará en la actual Plaza de la Estación, donde se construyó un pedestal para albergar la colosal figura del rey, y que se inauguró el 16 de julio de 1983.

La estatua permaneció en esta ubicación, dando la bienvenida a todos los que llegaban a la ciudad, hasta el 7 de abril de 1995, fecha en la que se trasladó hasta su actual ubicación en la Plaza Sancho el Fuerte.

 

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