José Miguel Goñi lleva un año y medio al frente de la concejalía de Festejos de Marcilla. Aunque era concejal en las fiestas del año pasado, se las encontró ya prácticamente preparadas. “Me tocó vivirlas con tranquilidad”, cuenta. Estas iban a ser las fiestas organizadas por él. “Le habíamos puesto todo el corazón, habíamos buscando hacer un buen programa, con alguna ganadería nueva, sin olvidarnos de los del pueblo; también le habíamos dado una vuelta a la música con grupos nuevos de un poco más caché… Vamos, que habíamos preparado unas fiestas muy buenas”.
Ante la necesidad de suspender las fiestas, la frustración fue muy grande: “Te metes en esto para trabajar y para hacer unas fiestas por todo lo alto, y, en lugar de eso, nos encontramos que tenemos que estar cuidando de que la gente cumpla las normas, lleve las mascarillas, tenga cuidado con los piperos… Ahora hay que estar pendientes de a ver lo que pasa. Pedimos sobre todo que la gente tenga prudencia: Todos hemos sido jóvenes y es duro, pero la cosa ha venido así y hay que tener mucha precaución. A ver si podemos pasar estos días sin infectados. Si van a almorzar, que estén en mesas de diez, la mascarilla puesta en el momento que termines de almorzar, que guarden la distancia de seguridad… Habrá que estar un poco al loro”, asegura.
Reconoce que los ánimos están bajos: “Estás un año esperando a las fiestas, un año esperando para estar todos los amigos, los familiares, disfrutar de los actos, las procesiones, los almuerzos, el vermú, los conciertos… Y sucede esto. Claro, la gente está frustrada. A ver si el año que viene podemos disfrutar de unas fiestas en las que no haya horas en el día para parar”.
