Milagro, como el resto de localidades riberas, se queda este año sin celebrar sus fiestas patronales. Deberían haber comenzado el día 5 de este mes. Una situación que su alcalde, José Ignacio Pardo, nunca habría imaginado.“Yo creo que nadie se podía imaginar este escenario”, asegura. “Pero tenemos que afrontarlo inevitablemente”.
Pardo tiene muy claro que la decisión ha sido suspender las fiestas: “No hay unas “No fiestas”, ya que ese mensaje no tiene mucho sentido. Suspender las fiestas significa que desaparecen de la agenda. Se mantiene la agenda laboral, pero a efectos de actos o acontecimientos festivos, no hay nada. Y espero que nadie fomente la invitación a la reunión”.
“Creo que no hay que desperdiciar energías”, asegura. “Ya sabemos que a todo el mundo le ha fastidiado la suspensión de las fiestas, porque son un espacio de compartir, relacionarse, es un momento del año en el que te encuentras con gente que no ves hace tiempo… Pero esta vez toca dedicar los esfuerzos a reflexionar cómo hacerlo mejor para que los resultados sean mejores, y qué es lo que nos queda por hacer. Vamos a gastar las energías en este sentido: si antes nos juntábamos para celebrarlo, ahora nos tenemos que juntar para reflexionar sobre esto”.
En este sentido, el ayuntamiento sacó un bando el día 1 de septiembre, con algunos datos, “porque ya van siendo más significativos – Milagro se acerca a los 20 casos-. Nos estamos dando cuenta de que, no solamente en Milagro, sino también en los pueblos de alrededor, los números van creciendo”. Por eso, Pardo apela a la responsabilidad personal, sobre todo en estos días.
”Toca dedicar los esfuerzos a reflexionar cómo hacerlo mejor para que los datos no empeoren”
“Desde la OMS”, comenta José Ignacio Pardo, “nos están aconsejando evitar las tres Ces: concurrencia, lugares cerrados y contactos. Si conseguimos evitar estos encuentros masivos, o de cierto riesgo y consideramos las medidas de prevención, podemos dar un paso en la dirección adecuada. Hemos de exigirnos los unos a los otros. A veces cuesta, y hay grupos de población a los que seguramente les cuesta más, pero es una tarea que, o la hacemos todos, o todos nos veremos afectados. Nos jugamos mucho y estamos en convivencia. Todos tenemos familia, personas más vulnerables, más indefensas…”.
Para el alcalde de Milagro, es un esfuerzo que merece la pena: “Podemos buscar alternativas a esos encuentros masivos, quizás en grupos más pequeños, guardando las distancia. También se pueden tener encuentros razonablemente amistosos, pero en grupos reducidos. Ya habrá tiempo de poder hacerlo. Volveremos a hacer ese tipo de fiesta que tanto nos gusta, pero ahora es tiempo de disfrutarlo de otra manera”.
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