Esta frase es la que, en buena lógica, debía constar en todo aquello que se fabrica en nuestro país, pero desde hace muchos años no es así, ya que lo que se escribe en el sello que acredita el origen de un producto va en inglés. Cuando descubrí hace ya más de medio siglo los puros habanos, me sorprendió agradablemente que, sobre aquellas coloreadas vitolas que ensortijaban el cigarro, pusiera “Hecho en Cuba”. Olé, me dije, esto es defender el idioma y propagarlo a todos los vientos, ¿por qué no seguimos en España la misma costumbre?
Hoy en día hay una obsesión por etiquetar todo con palabras inglesas: tiendas, películas, modas, estilos de vida, etc.
Pero la cosa no termina aquí, porque hoy en día hay como una obsesión por etiquetar todo con palabras inglesas. Hay tiendas que así lo hacen, como igualmente muchas películas, bares, tipos de canciones, modas, ropas, estilos de vida, relaciones personales y un largo etcétera, denominadas con palabras sajonas. No es solo que se quiera presumir de dominar ese idioma, sino que se piensa que con esos nombres se le da más categoría a la tienda, al bar o cafetería, al estilo musical, al asunto en cuestión en definitiva, porque les parece a quienes siguen esta moda que utilizar nuestro idioma para tal fin tiene menos prestigio.
La verdad es que esto está creciendo tanto que a veces es difícil entender de qué nos están hablando, de qué va esa película, qué es lo que vende ese comercio o a qué circunstancia de la vida se refieren, por lo que se va a llegar a crear un lenguaje híbrido, de difícil si no imposible construcción sintáctica, con el que muchas personas intentan causar admiración a quienes les escuchan. Los nuevos aprendices del lenguaje de Shakespeare se mueren por demostrar sus progresos, y meten siempre que pueden sus anglicismos, utilizando excusas carentes de lógica y dejando en un segundo lugar la expresión española correspondiente que, al paso que vamos, llegarán a olvidar, cosa que no parece importarles demasiado. Para qué usarla- se dirán- si ya conocemos la expresión inglesa.
Por ello no sería de extrañar que en el futuro, pongamos el tiempo de los nietos de nuestros nietos, se usará en nuestro país más veces el inglés que el español, y lo más lógico será, entonces, que los chavales y chavalas tengan que estudiar con verdadera intensidad nuestro idioma, que irónicamente será también el suyo, porque les será casi por completo desconocido.
Alfonso Verdoy