[ihc-hide-content ihc_mb_type=»show» ihc_mb_who=»4,5,6,7,8,9″ ihc_mb_template=»2″ ]
El equipo de robótica del colegio de la Anunciata ha vuelto a superarse a sí mismo. Si hace apenas unos años daba los primeros pasos en la First Lego League y lograba colarse en la final de la fase nacional, este año, de la mano de Juanma Pérez Lizar ha superado todas las expectativas. El pasado mes de febrero ganaba la fase regional que se celebraba en Logroño y el fin de semana del 10 y 11 de marzo finalizaba la competición nacional con una tercera posición en el concurso de robot y, lo más importante, con el reconocimiento del jurado que les daba el primer premio a la innovación y estrategia.
El grupo formado por 10 alumnos vive estos días la euforia de tener en su mano el billete a la fase mundial que se celebrará en Tallin, la capital de Estonia. «Todavía no nos lo creemos. Hace un año decidimos cambiar de aire y renovar pro completo el proyecto y no esperábamos conseguir nada. Cuando el jurado anunció nuestro nombre fue algo espectacular», recuerda Alberto Gil, uno de los integrantes del equipo.
Conchita Yanguas, otra de la componentes del equipo GRAT Anunciata, reconoce que en los últimos meses se ha trabajado de manera muy intensa. «Este año llevábamos el proyecto muy bien preparado. Tras el regional de Logroño nos hemos centrado en mejorar el robot, que ha pasado de 105 a 295 puntos, y también hemos mejorado mucho la presentación del proyecto científico y de valores».
Todo el grupo valora de manera muy especial el logro conseguido, en especial el premio a la innovación y la estrategia que, intuyen, ha llegado gracias a la incorporación de unos sensores de color en el robot. «En la fase regional un juez nos propuso insertar sensores y placas de color para que el robot lo leyera y reducir el tiempo entre las acciones. Esto nos ha permitido ganar muchos puntos y nos ha llevado a conseguir el premio», explica Conchita.
Superada con éxito la fase de robótica y las explicaciones sobre la programación y construcción que habían seguido, el grupo tuvo que afrontar también la fase del proyecto científico, donde este año han tenido que idear una solución ante la falta de agua, de la que también están muy orgullosos, ya que la idea se ha puesto en práctica en Ruanda de la mano de las madres Dominicas de la Anunciata. «Nuestra propuesta ha sido usar el polietileno de potasio, que actúa como los pañales al absorber el agua y que se va expulsando conforme la planta lo necesita por la presión de las raíces. Es un producto que se puede conseguir fácilmente y que puede ser usado tanto por empresas como por particulares. En el riego tradicional se puede llegar a perder el 95% del agua que se emplea, de este modo conseguimos que se aproveche casi en su totalidad. Además es un producto que una vez que termina su vida útil se degrada por si solo sin afectar al medio ambiente», explica Alberto.
Para poner la guinda a todo el trabajo el grupo defendió su trabajo en Valores, donde, explican Olivia Sangüesa y Julia López, se pone de relevancia la importancia trabajo en equipo, la ilusión, el compañerismo y la cooperación como caminos imprescindibles hacia el descubrimiento, que han simbolizado en una fuente de agua que hacen funcionar por las leyes de la física.
El nuevo reto al que se enfrenta a partir de ahora el equipo es conseguir financiación para costearse el viaje hasta Estonia. «Pedimos a la sociedad tudelana que colabore con nuestro proyecto, desde instituciones como el ayuntamiento a pequeñas empresas, toda ayuda nos va a ser necesaria. Nosotros vamos a sortear una cesta con productos que nos han donado diferentes comercios y empresas y venderemos los boletos a 3 euros. Pedimos a la sociedad que colabora porque creemos que es un proyecto con futuro y muy positivo para nuestra educación. Estos meses que nos quedan vamos a trabajar a tope y esperamos hacerlo muy bien en Estonia», concluye el grupo.
[/ihc-hide-content]