Inicio Colaboradores Carlos Muñoz Gladiator II, por Carlos Muñoz

Gladiator II, por Carlos Muñoz

Sangre y Arena

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Ridley Scott creador de hitos como: Alíen, Thelma y Louise, etc., retoma el éxito de hace 25 años, Gladiator, casi con el único objetivo de ingresar las arcas hollywodienses. Ahora, narra la historia del hijo de Máximo, Lucio llamado ahora Hanno, el cual ignora sus orígenes, será vendido como esclavo, y formándose como gladiador, acabará en la arena de Roma. El film lo protagonizan: Denzel Washington, Connie Nielsen, Paul Pascal, Pedro Pascal.

Hanno/Lucius (Paul Mescal) vive en Numidia con su esposa. Un día aparece en la costa, la flota romana comandada por el general Acacius (Pedro Pascal), el cual arrasará la región, capturando a Hanno que será vendido como esclavo. Hanno por su destreza en el combate, llamará la atención de un ojeador de gladiadores Macrinus (Denzel Washington), que lo comprará para adiestrarlo en su escuela. Lucius alcanza tal fama que llegará para luchar hasta la arena del Coliseo romano.

Lucilla, madre de Hanno (Connie Nielsen),vive entre los emperadores déspotas que gobiernan Roma, Geta (Josep Quinn) y Caracalla (Fred Hechinger). Lucila con ayuda del senador Graco (Derek Jacobi), y del propio general Acacius, trata de recrear el sueño de su padre, Marco Aurelio, una nueva Roma. La habilidad de Hanno le llevará hasta al Coliseo Romano, y Lucila ve la ocasión de rebelar a su hijo su verdadera identidad, a la vez que prepara una conspiración…

En esta secuela, se priorizan las violentas luchas en la arena, las peleas con animales (incluso se llena el Coliseo de agua donde aparecen tiburones…), insinuando levemente las conspiraciones políticas. Para el director de Napoleón, es casi invisible una Roma sumida en el caos político, social. A pesar del espectáculo, el abuso de efectos especiales lastra el film, y el personaje de Lucius no hace más que repetir la historia sufrida por Máximo: el motivo de su ira, sus discursos pero sin su carisma.

Paul Pascal no hace olvidar a Rusell Crowe, sino todo lo contrario, y las actuaciones de Pedro Pascal, Connie Nielsen son anecdóticas. El único que brilla es Denzel Washington encarnando al individuo maquiavélico capaz de todo con tal de obtener el poder.

Lástima que se malogre una historia que podía haber sido una lúcida reflexión sobre el poder y la política, pero Ridley Scott se ha desentendido tan olímpicamente como los Césares del pueblo romano.