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Gestos, por Pepe Alfaro

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Ocurrió el año pasado. Se trataba de una “buena noticia”. Y como el tiempo corre espoleado por el aguijón del olvido, las escasas buenas noticias pasan desapercibidas, y apenas duran un mínimo tiempo para degustarlas. Porque lo que vende es la traición, la sangre y el ombliguismo.

Por otro lado, hablar de algo que ocurrió “el año pasado” es como decir que nunca ocurrió, a pesar de que llevamos escasos días estrenando año nuevo. Acostumbrados como estamos a que la “política de altura” sea una loa al barriobajerismo y a la falta de respeto, (eso sí, sin perder la sonrisa) resultó emocionante (al menos para mí, que, por lo visto, soy un pusilánime que se emociona con nada) un hecho, que desapareció de los titulares en un visto y no visto. Sucedió que el parlamentario de Podemos por Santa Cruz de Tenerife, Alberto Rodríguez, al subir a la tribuna de la cámara baja, se atrevió (¿adónde vamos a llegar?) a piropear a Alfonso Candón, diputado del Partido Popular. Sus palabras fueron: “Bueno, llevo un rato pensándomelo y como sé que esto queda grabado… y queda para la historia y para los anales de este país… no sé si me voy a arrepentir. Quedará en el diario de sesiones. Nunca pensé que fuese a decirle algo así a alguien en esta cámara y menos a un diputado del PP: lo vamos a echar de menos”. Y lo ha dicho sin dejar ni un segundo de mirar y sonreír el parlamentario canario a Alfonso Candón, que abandona el Congreso para formar parte del grupo popular en el Parlamento andaluz.

«Podrían incluso llegar a acuerdos, lo que beneficiaría a la ciudadanía
en general. Y eso no es de recibo para los partidos»

Y prosiguió, para sorpresa del resto: “Le voy a decir algo. Creo que es de las cosas más bonitas que se le pueden decir a alguien. Es usted buena persona y le pone calidez humana a este sitio”. Así ha concluido su despedida, mientras el resto de parlamentarios ha elogiado sus palabras con una intensa ovación.
Lo de “para sorpresa del resto” es algo que recogen las crónicas. Se trata de ese mismo “resto” acostumbrado a hacer efectiva la máxima “al enemigo, ni agua”. De ahí la sorpresa.

Así que recapacitemos, “padres de la patria”, déjense de tonterías, desenfunden las facas y regresen al “insulto porque sí”. Hagan sangre, señorías, que ya ha pasado la Navidad. Que el Partido Popular expulse a Candón y que Podemos expulse a Rodríguez, que es lo que tienen que hacer. Uno por ser “buena persona” y el otro “por decirlo”. Porque así no vamos a ninguna parte. Y, lo más grave, actuando con esos gestos tan inconscientes, podrían incluso llegar a acuerdos, lo que beneficiaría a la ciudadanía en general. Y, como comprenderán, eso no es de recibo para los partidos. Ni siquiera como un gesto. Llamen a sus gentes al orden, por favor. ¡Ya está bien!