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Los Gaiteros de Tudela se reencontrarán con las fiestas de Tudela tras dos años difíciles. Al igual que otros grupos musicales y culturales, la situación que generó la pandemia les afectó de manera directa, mermando su actividad, su participación social y marcando un paréntesis difícil de olvidar en una trayectoria que estaba siendo creciente e imparable desde la creación del grupo en el año 1986. Tal y como recuerda Jabitxu Pérez de Óbanos, responsable de la directiva del colectivo, «un día antes del 15 de marzo íbamos a celebrar nuestro 40 aniversario, un acto que por responsabilidad con todo lo que estaba aconteciendo decidimos suspender. Para nosotros fue un mazazo grande, pero lo verdaderamente negativo ha sido la pérdida de cohesión en el grupo, algo que ahora nos vamos recomponiendo poco a poco. Las restricciones para juntarnos y la falta de perspectiva de futuro desilusiona y hace que se trabaje en menor medida cuando no ve claro el horizonte», explica.

De todos modos, en cuanto hubo margen, los Gaiteros de Tudela se pusieron a trabajar. Pequeñas actividades distintas a las habituales, aforos reducidos, recintos acotados, todo valía para salir de una rutina que nadie deseaba, recuerda el gaitero tudelano. «Desde la directiva del grupo se ha intentado, cuando menos, que la información fluya en el colectivo, pero, dependiendo de las etapas, no ha sido posible ni juntarnos. Cuando ha habido posibilidad, algunos y algunas, hemos empezado a ensayar y a planificar un poco el futuro. Hay gente a la que le cuesta más que a otra hacer frente a las adversidades, esto es normal. Ahora parece que empezamos a tener en marcha al grueso del pelotón».

A ello, reconoce, ayudaron las distintas iniciativas que se pusieron en marcha el pasado verano y que, han jugado un papel decisivo en la supervivencia de muchas agrupaciones culturales. A los gaiteros, reconoce Pérez de Óbanos, «nos vinieron muy bien por dos razones. A nivel interno para empezar a recuperar un poco de tono y creernos que la actividad estaba en puertas, y de cara al público por poder interactuar con él. Los músicos no somos nada sin público y viceversa».

El reencuentro con las fiestas es un momento muy esperado por el colectivo de gaiteros. Estar sin ellas, asegura, ha sido duro, pero sobre todo extraño. «No tenemos costumbre. Aun así, creo que todos le hemos dado la vuelta. Si no hay fiestas es porque estamos inmersos en cuestiones mucho más graves e importantes que las fiestas. Por otra parte, ante la falta de fiestas la gente, en general, y nosotros también, hemos buscado alternativas de ocio ligadas a la naturaleza».

El periplo festivo de este año servirá, de momento, para salir adelante y retomar el pulso a la fiesta. «Más que actividades nuevas, creo que tenemos que hacer frente, y de la mejor de las maneras, a nuestra programación veraniega cotidiana; fiestas (sanfermines, Tudela y pueblos), concentraciones de gigantes, grupos de danzas, paloteados y todo lo que pueda surgir. En Tudela empezaremos con el chupinazo y el posterior pasacalles y a diario tendremos intervenciones como las dianas, el acompañamiento de la comparsa de gigantes y cabezudos y los bailables de la noche, incluida la Revoltosa con la banda de música. Asistiremos a las procesiones, a actos de peñas y colaboraremos en algún concierto, como el de Redox el día 26 en la peña Beterri. Tomaremos parte en la Gigantada del 25 de julio, el 28 organizamos una salida de las escuelas de gaita de la Ribera y el sábado 30 celebraremos el tradicional alarde de gaiteros», avanza Pérez de Obanos.