SUSANA ARTOLA / TUDEGUIA
« No se puede amar lo que no se conoce, ni defender lo que no se ama ». Atribuida a Leonardo Da Vinci, esta afirmación proporciona sentido a lo que quiero reflejar. Me gustaría dar a conocer la localidad donde yo vivo, de la cual defiendo la belleza de sus paisajes.
Situada estratégicamente, entre el río Ebro y las Bardenas Reales, Fustiñana posee paisajes asociados al río más caudaloso de la península ibérica y paisajes asociados al mayor desierto de Europa. Por tal motivo, me atrevo a aventurar que las rutas que ofrece esta localidad situada en la Ribera de Navarra serán del agrado del visitante, al hacer turismo.
No es fácil definir el turismo desde un punto de vista transversal y multidisciplinar, con toda su complejidad, puesto que estamos ante un turismo cambiante. Los datos que nos ofrece la OMS ponen de relieve que la gran mayoría de las personas opta por conocer nuevos y atípicos lugares en su tiempo de ocio. Es evidente, por tanto, que se abren nuevos caminos turísticos no habituales como el turismo de sequía (visitas a embalses sin agua) o el turismo forestal (abrazar árboles). Pero, si hay una tendencia, hoy en día, se trata del turismo de naturaleza. Diferentes circunstancias han provocado un aumento considerable en la elección de este tipo de turismo enmarcado dentro del PATRIMONIO NATURAL.
Dentro del patrimonio Natural nos encontramos con el Patrimonio Geológico, el cual está constituido por todos los elementos de la tierra (gea) cuyo valor geológico les hace destacar del entorno circundante por su importancia científica, cultural o educativa. Al número y variedad de elementos de la gea presentes en un lugar lo llamamos Geodiversidad. Me enorgullece afirmar que, según el IGME (Instituto geológico y minero de España), el territorio de Fustiñana está considerado territorio LIG LUGAR DE IMPORTANCIA GEOLÓGICA(1). Por tanto, recorriendo sus rutas y paisajes estamos conociendo lugares de interés geológico reconocidos oficialmente por su valor científico, educativo y turístico.
Para comprender los originales paisajes que nos ofrece Fustiñana, debemos indagar en su origen y para ello nos remontamos hasta hace más de 20 millones de años. Con la orogenia alpina, surgieron tres grandes cordilleras: los Pirineos, la Cordilla Ibérica y la Cordillera Costero-Catalana que a su vez hicieron hundirse el bloque del Ebro. A lo largo de millones de años y durante una fase que se llamó de sedimentación, grandes corrientes de agua provenientes de estas abruptas montañas depositaron en el interior de esta cuenca diferentes materiales arañados de dichas cordilleras. En general, los materiales se depositaban de acuerdo a su peso quedándose en el camino los materiales más pesados (bloques de piedras, conglomerados, etc…) y llegando hasta el interior de la cuenca los más ligeros (arcillas, arenas, limos, etc…). La morfología actual de nuestros paisajes viene configurada por el intenso proceso de vaciado erosivo que ocurrió posteriormente y hasta la actualidad.
Espectáculo visual para los amantes de la fotografía y la pintura
Y, ahí, en medio de este lugar con tanta historia geológica se encuentra Fustiñana con unas rutas que llamamos “de monte” y otros recorridos que decimos “de río”. Las rutas y paisajes de Fustiñana que discurren hacia las Bardenas Reales ofrecen un espectáculo visual con una alternancia de colores que harán del disfrute de amantes de la fotografía y de la pintura. Al visitante, no le resultará difícil distinguir el origen de estos colores pues los materiales de procedencia ibérica tienen característicos colores rojos mientras que los pirenaicos son de tonos ocres y en ellos con frecuencia están reciclados materiales terciarios marinos del Prepirineo. Además, podrá descubrir la magia del silencio roto únicamente por el corretear de los pequeños animalitos que ahí viven. Entre la alta variedad de especies animales podemos encontrar desde mamíferos hasta aves, reptiles, insectos, etc… Encontraremos fácilmente pequeños conejillos correteando, caracoles, multitudes de renacuajos en las pequeñas balsetas, así como una gran variedad faunística. Para aquellos amantes de la ornitología, animamos al visitante a descubrir el colorido de los abejarucos, las abubillas, cogujadas, perdices y codornices que por allí aletean. Si hay una especie fácil de avistar dentro de las aves y que impone con sus habituales desfiles planeando en los cielos de Fustiñana es el Buitre leonado. Menos deseables para el visitante pero, muy habituales son los insectos (libélulas, mantis, saltamontes, moscas, mosquitos, etc…). Mención especial tienen las abejas las cuales enmarcamos dentro del patrimonio etnográfico puesto que forman parte de la vida diaria de varios Fustiñaneros.
El interés botánico de la flora, presente en las rutas está relacionado con la singularidad climática y se podría catalogar como superviviente. La escasez e irregularidad de las lluvias, unidas a la fuerte radiación solar y al efecto desecador de los vientos (tanto el cierzo como el bochorno) obligan a las plantas a disponer de mecanismos propios que les permitan sobrevivir y adaptarse al terreno. Cada época del año tiene un color diferente y un aroma desigual. Dentro del mundo vegetal en nuestras rutas, podemos localizar el tomillo, hinojo, amarilleras, la Ollaga o Aliaga (presenta flores amarillas de hasta 10 mm. con un intenso color amarillo), el Esparto (se cría en zonas esteparias sobre suelos poco profundos, limosos y con gran presencia de yesos), el Tamariz (en las zonas donde el agua queda retenida por mayor tiempo). Encontramos momentos de sombra con los varios pinares a lo largo de recorridos.
La Barrancada, balsas y balsetas
Gran protagonistas de las rutas son los barrancos tales como « El Calvario », « Santa Engracia », « Raboseras », « Congostos », etc… (algunos de ellos procedentes de la Bardena Negra), creados por el discurrir de las aguas de escorrentía. En época de lluvias intensas, los barrancos experimentan fuertes aumentos de caudal y grandes cambios paisajísticos puesto que estos suelos están compuestos de arcillas y limos. Este fenómeno conocido como “Barrancada” araña, rompe y arrastra los materiales sobre el fondo de las paredes, que se derrumban y caen al fondo de los barrancos, sacando a la luz nuevas formas caprichosas que hacen el deleite del visitante en sus rutas fotográficas. Creo necesario matizar que no es conveniente recorrer los barrancos tras las lluvias puesto que su tránsito puede llegar a ser dificultoso por los grandes barrizales.
Con alto interés paisajístico y de manera curiosa, se localizan una alta cantidad de Balsas y Balsetas, integrados en los recorridos, que contrastan con la aridez del paisaje. Teniendo en cuenta que las lluvias son irregulares pero torrenciales, la naturaleza nos ofrece un espectáculo visual en el mismo instante de la tormenta. Posterior a la crecida, el agua queda embalsada en pequeños charcos aislados, en zonas que retienen el agua conocidas como “bañeras” y en pequeños riachuelos que discurren durante varias horas. La permanencia de esta agua retenida antes de su evaporación dependerá del tamaño del charco, del clima y de la impermeabilidad del suelo. No podemos dejar de mencionar las balsas ganaderas que están ligadas a las zonas de pastoreo de rebaños sedentarios y que en ocasiones sorprenden al visitante presentándose como verdaderos oasis. Tanto naturales como artificiales, estas charcas ofrecen un hábitat de gran importancia para los anfibios e invertebrados acuáticos.
También tendrán cabida en nuestras rutas las personas apasionadas de las huellas fósiles y su conexión con el pasado. En varios barrancos de Fustiñana se han encontrado huellas que nos remontan a épocas remotas y nos permiten viajar en el tiempo. Concretamente, debemos situarnos hace 17-19 millones de años. Más de 800 huellas fueron encontradas (fosilizadas en bloques de piedras calizas) procedentes de une especie de Artiodáctilo, ya extinguido. Para su identificación se realizó un estudio(2) que concluye que estas huellas son el resultado de un comportamiento gregario de una especie cuya vida es similar a la de los hipopótamos.
Paraíso del agua para plantas y animales en el sur de Navarra
Serán estos propios barrancos los que nos llevan hacia el siguiente destino: el río Ebro. Cruzando Fustiñana y saltando el canal de Tauste (canal más antiguo de Europa –año 1.252-), todos los barrancos terminan en el río depositando ahí sus aguas y materiales arrastrados, que ahora formarán parte de un nuevo y diferente paisaje. Las rutas y paisajes que unen Fustiñana con el río Ebro ofrecen unos decorados totalmente diferentes, pero no menos interesantes ni menos protegidos. Con unos 5 kilómetros de recorrido (a su paso por Fustiñana), el río Ebro está considerado territorio LIC LUGAR DE IMPORTANCIA COMUNITARIA(3), albergando esta zona hábitats naturales, flora y fauna silvestre representativa de la diversidad biológica de la Ribera de Navarra. Pero el espacio protegido no se limita al cauce, sino que también está formado por sus riberas y sotos y el Canal de Tauste, Todo un paraíso del agua para plantas y animales en las áridas tierras del sur de Navarra.
Un paseo por las zonas mencionadas proporciona un paisaje natural que alberga una gran cantidad de flora y fauna. Como si de una alfombra verde se tratara, el colorido nos va mostrando una gran vegetación de ribera como son los chopos, álamos, sauces y tamarices. El entorno del río alberga además vegetación acuática, así como grandes cañaverales fluviales. En lo concerniente a la fauna no podemos dejar de mencionar a las aves migratorias que descienden hasta el cauce para descansar y alimentarse. No es difícil ver garzas y garcetas descansando en los pequeños troncos arrastrados por al corriente, además de las habituales cigüeñas o las comunes lavanderas posadas en las orillas.
Además de los numerosos caminos tradicionales y pequeños senderos, existe una GR. Se trata del Gran recorrido GR99, el cual discurre a lo largo del Camino Natural del Ebro que parte de Fontibre y recorre todo el Ebro hasta su desembocadura.
Son muchos los patrimonios asociados a estas rutas y que no quiero dejar de mencionar como el PATRIMONIO ETNOGRÁFICO. Pequeñas y grandes caleras y restos de residuos de hornos de pez van apareciendo en los terrenos rotos por los barrancos; productos agrícolas de alta calidad reconocidos en nuestro país y que están traspasando fronteras; antiguas romerías (ya olvidadas) que han recorrido estos senderos en el pasado; pastoreo trashumante incluido el de reses bravas, y un sinfín de tradiciones asociadas a esta localidad y, por ende, a sus rutas.
Me gustaría concluir, invitando al visitante a conocer nuestras rutas. Amantes del senderismo, de la fotografía, del deporte de naturaleza, de las rutas BTT, escritores, pintores, etc… pueden disfrutar de nuestros paisajes, siempre y cuando se haga desde el punto de vista de la sostenibilidad y respeto hacia los propios recursos como hacia la ciudadanía. La presencia del ser humano debería generar un impacto positivo en los valores naturales de los territorios y, de esa manera, contribuir a su conservación. Las normas de protección dejan patentes la importante del buen uso y de la conservación de los recursos. No obstante, se podría considerar insuficientes las políticas protectoras si no somos los propios ciudadanos los que demos ejemplo.
Por otro lado, animo a las diferentes instituciones implicadas a la divulgación de sus espacios protegidos, fomentando su uso educativo en colaboración con comunidades culturales. Así como a favorecer la compatibilización del uso recreativo (diferentes actividades de ocio) con la conservación de los valores naturales del espacio. Afortunadamente, son ya muchas las acciones que se impulsan desde comunidades científicas como es el caso del proyecto “Apadrina un LIG”, al cual pertenezco. Desde la distancia y en colaboración con los impulsores del proyecto se pretende un mayor conocimiento de nuestro planeta, realizando pequeñas y sencillas acciones colaborativas.
Creo que estamos en un punto en el que la conciencia protectora del patrimonio está presente tanto en la ciudadanía como en las instituciones, cosa que aplaudo por su importancia de cara a la sostenibilidad de nuestro planeta. Será así y no de otra manera, pretender fomentar el conocimiento de nuestra historia.
“No se puede amar lo que no se conoce, ni defender lo que no se ama”, dijo el polímata florentino. Hoy, deberíamos añadir “…ni dejar de proteger lo que consideras tuyo”.
(1) https://www.tudeguia.com/lig-lugar-de-interes-geologico
(2)https://www.tudeguia.com/huellas-fosiles
(3)https://www.tudeguia.com/decreto-foral-15-2017-de-8-de-marzo-1