Inicio Opinión Frente al ruido, cordura, por Anika Luján y Pili Igartua

Frente al ruido, cordura, por Anika Luján y Pili Igartua

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Somos tudelanas y el sábado 22 de octubre estuvimos en la manifestación pidiendo la supresión de la zonificación lingüística en Navarra. No fuimos a Tudela en ningún autobús. Vivimos en Tudela. En la manifestación estuvimos con compañeros y compañeras de Geroa Bai de Tudela y de la Ribera.

Nosotras somos lo que viene a ser “gente normal” de Tudela: trabajamos aquí, compramos, salimos, votamos, pagamos nuestros impuestos, tenemos un entorno social muy variado, intentamos aportar algo a nuestra ciudad desde diferentes ámbitos… Y sin embargo, según el alcalde de Tudela, quienes acudimos a esa manifestación no respetamos a la ciudadanía de Tudela ni su diversidad. Esta afirmación nos da risa. Nosotras también somos ciudadanía de Tudela (¿o es que nos han quitado el título sin avisar?). Y claro que respetamos la diversidad, precisamente por eso nos manifestamos.

Esta no es la única opinión que ha vertido el alcalde de Tudela sobre el asunto que nos ocupa; todo lo contrario: el Sr. Toquero ha querido aprovechar esta manifestación para escenificar una reacción desaforada que raya en lo teatral. Le ha venido muy bien para ocupar páginas de prensa, minutos de radio y espacio en las redes sociales uniendo en una asociación perversa euskera y conflicto. Seguramente él ha disfrutado mucho con el eco que han tenido algunas de sus palabras.

Nosotras pensamos que hay que darle la vuelta a esta situación y dejar de dar protagonismo a la crispación. Por el bien de la ciudadanía, por la convivencia, y porque flaco favor le hacemos al euskera si seguimos por esa senda.

Si hay una palabra para expresar lo que hemos vivido estos días en Tudela, esa palabra es ruido. El ruido no es buen compañero de la reflexión porque lo inunda todo y no deja pensar con claridad ni ver las cosas en perspectiva. El ruido se ocupa de lo inmediato, del enfado, de la noticia, pero no del fondo. Por eso creemos que es hora de parar y empezar a separar el grano de la paja. Tenemos que pensar en lo importante, en la Tudela y en la Navarra que estamos construyendo entre todos y todas.

Nos preocupa la deriva de la política municipal de Tudela y los riesgos que en nuestra opinión entraña. Geroa Bai Tudela ya lo ha denunciado públicamente en varias ocasiones a lo largo de la legislatura, y aunque nuestras críticas siguen teniendo vigencia, no las vamos a repetir aquí.

Sí queremos destacar el marco general que envuelve a toda la política municipal: el continuo intento por parte sobre todo de Alejandro Toquero de generar crispación y malestar, de confrontar con el Gobierno de Navarra, de inventar diferencias entre una parte de la ciudadanía navarra y otra, de dividir a la sociedad tudelana y de infravalorar o directamente ignorar lo que no es de su agrado. Intentar hacerse fuerte enfrentando a una parte de la sociedad con otra es uno de los comportamientos más irresponsables que pueden darse en el ejercicio de la política. En Tudela pasa todos los días.

A todo esto ahora le añaden lo de “blindar” la zonificación lingüística que se deriva de la Ley del Euskera. Cualquiera con un mínimo conocimiento del funcionamiento de las instituciones democráticas sabe que eso no es potestad de un alcalde (ni siquiera del de Tudela), pero les da lo mismo. Ellos lanzan su propio órdago. No nos preocupa que presenten una moción ya que eso supone tan solo un minuto de gloria sin recorrido político alguno. Lo preocupante es que quieran hacer de la Ribera su particular reino de Taifás y pretendan que la zonificación nos zonifique todavía más.

Decíamos al principio que nuestro entorno social es muy variado y es cierto, no lo decíamos por decir. En Tudela no puede ser de otra manera. Todas las sociedades son muy diversas y la tudelana lo es en grado sumo. Por eso, porque vivimos aquí y no hemos venido en autobuses, hablamos con conocimiento de causa. Estamos seguras de que la mayoría de la población de Tudela y de la Ribera no comparte esas opiniones tan extremas acerca del euskera, independientemente de a quién vote en las elecciones. La mayoría no destila ese odio visceral que transmiten muchas veces nuestros gobernantes y algún pequeño grupúsculo en las redes sociales. Es más, diríamos que, contrariamente a lo que se pueda pensar, la gran mayoría no tiene una opinión negativa del euskera, aunque sí contaminada por discursos que, como decimos, no ayudan ni a la convivencia ni a la lengua.

Sin embargo, parece ser que el Sr. Toquero se siente cómodo en ese discurso y en el intento de crear divisiones artificiales entre los navarros y navarras. Nos preguntamos si ha pensado en los efectos que esto tiene esto para las personas que vivimos en Tudela y para la construcción de una Navarra fuerte y vertebrada. Nos tememos que no. Lo que sí sabemos es que, por mucha “identidad ribera” que reivindique el Sr. Toquero, en Tudela y en la Ribera hay un claro sentimiento de pertenencia a Navarra. La gente de Tudela no se considera “de fuera” cuando está de paseo por la Selva del Irati, en Sanfermines, en el Sadar, en el Monasterio de Leire, en Roncesvalles o en el Complejo Hospitalario de Navarra. Al contrario, considera que está en su casa, en una Navarra de la que se siente orgullosa.

Y es que, cuando se habla fuera del ruido, las cosas se ven de otra manera. A nadie se le ocurriría pensar que, por ejemplo, las políticas de igualdad tuvieran que ser diferentes según la zona de Navarra de la que hablemos, o la gestión de residuos, o el derecho a cobrar una prestación social. Con el tema lingüístico sí sucede, y resulta muy difícil hacerse entender y explicar la realidad con claridad y sin manipulaciones porque hay un interés explícito en crear confusión en torno a este tema. Este interés no es nuevo, está programado y orquestado y no ha nacido en el ayuntamiento de Tudela aunque ahora mismo tenga allí a algunos de sus propagandistas más activos.

Es fácil elaborar un discurso que polarice a la sociedad. Basta coger aquello que molesta, unirle unos pocos conceptos gruesos y negativos, repetirlo hasta el infinito, y listo. Tarea terminada. Si además se cuenta con unos medios de difusión que nos hagan el trabajo, asunto concluido. Es cierto que este discurso ha calado en algunos sectores de la sociedad tudelana debido entre otras cosas a que sus promotores han sabido siempre qué teclas tenían que tocar, pero también creemos que es hora de empezar a hacer autocrítica y de revisar la adecuación de los discursos en los que otros sectores políticos y sociales tenemos responsabilidad.

Para salir de la crispación hace falta mucha labor de reflexión y escucha por parte de todos y todas. Y mucha paciencia, no lo vamos a negar, pero pensamos que es nuestra obligación como sociedad que necesita mirar al futuro de otra manera. Nos enfrentamos a muchos retos, y el de lograr una sociedad que sepa convivir no es el menor de ellos.

Anika Luján y Pili Igartua
Geroa Bai Tudela