El mundo de hoy nos hace tomar parte activa en muchas esferas, pues se han creado los medios adecuados para ello, como son las asociaciones políticas o religiosas, las organizaciones para intervenir en la sanidad, la educación y el trabajo, entre otros. Y ante esa multiplicidad de objetivos corremos el riesgo de considerarlos a cada uno por separado, independientes de los demás. Y eso puede tener una consecuencia bastante peligrosa, el hecho de considerar que debemos buscar el bien de ese ámbito, sea el que sea, por encima de todo, de tal manera que ese sea nuestro principal objetivo y desechemos los demás.
A partir de aquí resulta evidente que, si estamos tomando parte en más de una de esas agrupaciones, se nos pueden presentar serios problemas, consistentes en que lo que sea bueno para una sea perjudicial para la otra. ¿Qué hacer entonces?, ¿a cuál de las dos darle más importancia?
La cuestión consiste en que no nos hemos planteado bien la vida si lo que buscamos es lo mejor para cada uno de esos sectores, porque en ese caso es como si nos dividiéramos en compartimentos estancos, de tal manera que ninguno tuviera relación entre sí. Pero la postura correcta no es esa, no es buscar el bien de un ámbito concreto, es decir, el bien de uno de mis compartimentos por encima de todo, porque yo soy una unidad indivisa, una totalidad y no una suma de partes; por eso, cuando buscamos bienes parciales, cuando nos preocupamos de uno solo de ellos desatendemos los demás y hasta puede que los olvidemos, pero sobre todo es como si nos partiéramos tirando solo en una dirección y nos desgajáramos de las demás.
Por eso lo importante no es pensar para conseguir bienes concretos, sino para vivir bien en general, lo cual se logra desarrollando todos los niveles de la personalidad de un modo equilibrado y proporcional, aunque eso suponga, a buen seguro, rebajar la intensidad con que nos entregamos a algunos, o detenerlos, o dejarlos para otro momento más oportuno.
Ante una multiplicidad de objetivos corremos el riesgo de considerarlos a cada uno independientes de los demás
La verdadera prudencia estriba en actuar de tal modo que todas las dimensiones de ser persona sean tenidas en cuenta, porque cuando nos preocupamos solo por una de ellas se rompe la armonía y quedamos fraccionados, lo cual no es mas que un eufemismo cuyo verdadero significado es el de quedar hechos pedazos.
Alfonso Verdoy