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Andrea Muniáin protagoniza en la Casa del Almirante de Tudela la exposición Fotollamada, una impactante, llamativa y reivindicativa intervención artística en la que la arquitecta tudelana llama la atención sobre el impacto de los entornos digitales en nuestras vidas y algunas de las consecuencias que éstos están ocasionado en nuestras vidas, como la obsesión por el culto al cuerpo, la hipermusculación y una cara un poco más oculta pero no por ello ausente como es la hipersexualización de los cuerpos.
El proyecto de Muniáin ha sido la propuesta ganadora de la segunda edición del premio ayuda a la elaboración y a la producción de un proyecto expositivo que organiza Tudela-Cultura a la que este año han concurrido un total de 10 propuestas y ha recibido un premio de 3.000 euros, 1.500 de ellos para sacar adelante el proyecto. La ganadora, ha reconocido Merche Añón, concejal de Cultura del ayuntamiento de Tudela, ofrece una propuesta fresca, innovadora, impactante, original y novedosa que, además, se adentra en una interesante reflexión sobre la exposición pública de las redes sociales a la que buena parte de la ciudadanía se somete la ciudadanía sujeta a unos cánones y estereotipos de belleza dictados por un el mundo digital.
Fotollamada toma forma en un fotocall de dos caras dos caras en las que se muestra un gimnasio y una especie de prostíbulo rodeados de espejos como las dos caras de una misma moneda. «Tanto en los gimnasios como en los espacios sexuales hay una relación muy directa con los espejos para poder ver lo que parece una necesidad de percibirse como humano a la hora de realizar estas acciones, tanto la del deporte como la del sexo», ha explicado la autora.
Muniain ha reconocido el interés que siente por el espacio digital. «Nuestra vida ya no está tan vinculada a lo físico, cada vez está más interferida por el uso de pantallas, de redes sociales y me pregunto mucho que es lo que genera esta implicación digital y qué influencia tienen estas dinámicas digitales en nuestros espacios físicos. Antes de publicar esta obra y de presentarla, tenía catalogados los movimientos muy influenciados por las redes sociales y contexto digital, como es la obsesión por el culto al cuerpo, cuerpos híper musculados y luego esa otra cara, quizá un poquito más oculta e invisible, que es la hiper sexualización».
La obra, ha reconocido la artista, requiere la participación del espectador, cuya implicación es necesaria para completar la obra. «Un photocall solo adquiere sentido cuando se fotografía. O sea, que no es una obra en sí misma y no tiene valor artístico en sí mismo hasta que el usuario no mete la cabeza y se saca una foto». La imagen plasmada por la artista y los espejos hacen el resto. «Los cuerpos están representados en las dos caras. por una parte unos cuerpos cliché, muy dentro de los cánones y, de repente, ese reflejo del espejo que te distorsiona».
Para solventar la interactuación con la obra en tiempos de COVID, se ha habilitado un código QR en el acceso a la sala en la que el usuario puedo ubicarse virtualmente en la obra a través de Instragram, y spray desinfectante para aquellos que quieran protagonizar su propio posado con la obra de Muniáin que permanecerá expuesta hasta el día 4 de febrero.
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