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Fernando Ferrer, presidente de la Mancomunidad de la Ribera, afronta el tramo final de su etapa al frente de la entidad que se encarga de la limpieza viaria de las localidades de la Ribera y de la gestión de los residuos que genera su población. Reconoce que ha sido una legislatura intensa. «En estos años nos hemos dedicado a dar servicio a la gente y eso se tiene que notar. Estamos trabajando para los ciudadanos y todo lo que se invierte en la Mancomunidad es directamente proporcional al servicio que prestamos a la ciudadanía», señala.
¿Cómo valora el trabajo que se ha desarrollado en estos tres últimos años en la Mancomunidad de la Ribera?
Cuando entro en la Mancomunidad en septiembre de 2019 tengo encima de la mesa un un plan económico financiero, un concurso de limpieza viaria confuso y un equipo de seis personas más un gerente para sacar adelante todo estas cuestiones, además del día a día. Han sido unos años duros, intensos, a los que se han sumado, además, casi dos años de pandemia.
A nivel personal el tema del concurso me desgastó mucho, pero se ha visto que, al final, he ganado. Y digo que he ganado porque también quisieron que fuese el malo. Afortunadamente se ha conseguido lo que pretendíamos, mejorar el servicio de la Mancomunidad y mejorar los servicios que reciben los vecinos.
¿Cuál ha sido el objetivo con el que ha trabajado desde la presidencia de la entidad?
Conseguir una administración moderna, eficiente y una acción orientada sobre todo al ciudadano. Al final estamos hablando de dar servicio a una zona de 90.000 habitantes con un presupuesto de 17 millones de euros, gestionando algunas cuestiones como la limpieza, que son de las áreas más importantes para los ayuntamientos.
¿Qué hitos destacaría de estos últimos años?
A nivel interno ha habido cambios importantes a nivel de gestión que no ve la ciudadanía pero que para nosotros han supuesto un trabajo importante, gestión interna en organizar documentación administrativa, crear un archivo que no había, incorporar un programa para gestionar mejor los datos del vertedero, implantar la administración electrónica, poner en marcha la centralita para llamadas, una web nueva, y llevar adelante cinco procesos de personal, etc.
A nivel externo, por importancia económica, la limpieza viaria, donde creo que el ciudadano percibe el cambio y mejora que se ha producido. Se han metido un montón de horas durante el primer año para ponerse al día y ahí se han volcado tanto los trabajadores, como la empresa y la Mancomunidad. Ahora los pueblos tienen maquinaria con más horas de limpieza. Las fiestas de las distintas localidades fueron la prueba de fuego y muchos nos han dicho que están muy contentos.
También abrimos los Puntos Limpios, un proyecto que, cuando llegué solo tenía adjudicados los terrenos de Tudela y sus resultados ya se notan. Estamos teniendo una bajada importante de voluminosos en las calles. Cierto que se siguen dejando cosas en diferentes sitios, pero creemos que ya no ocurre de manera generalizada como antes.
Por último, la implantación del quinto contenedor Marrón ha sido otro reto importante, con muchas horas de trabajo y esfuerzo. No solo es comprar contenedores y ponerlos, o la labor de gestión para que haya personal para atender las distintas rutas. Es también hablar y escuchar a la gente para minimizar el impacto que supone colocar un nuevo contenedor en la calle. Estamos contentos de cómo van yendo los resultados y ya hemos alcanzado las 134 toneladas mensuales.
¿Qué otros proyectos destaca?
Hemos sacado a la calle a educadores ambientales que han recorrido toda la Ribera casa por casa explicando qué es este contenedor Marrón y qué residuos hay que depositar en ellos. Y se ha contratado personal que está siendo proactivo en detectar posibles problemáticas para poner solución antes de que lleguen a producirse. Con esto hemos conseguido que no haya grandes quejas del servicio, solo detalles y puntuales a los que poco a poco se va llegando. Más pedagogía no se puede hacer.
También se han destinado 1,9 millones de euros a la compra de siete camiones de carga lateral y carga trasera, y un camión de recogida pequeño para cascos antiguos. Se ha incluido, además, un camión que lava los contenedores, un flota que esperamos que esté operativa dentro de un año, un plazo largo pero es la entrega que tiene este tipo de vehículos.
Por último, se han destinado más de 900.000 euros para renovar contenedores y, en breve, se destinarán otros 100.000 euros para terminar de completar la renovación del stock. Cuando llegué aquí no se habían comprado contenedores en cuatro años, no había stock y no teníamos para reponer si se quemaba un contenedor.
¿En qué situación se encuentra el contrato de la recogida selectiva de residuos?
Creo que, para después de elecciones. No quiero que pase lo que ocurrió con la limpieza viaria y dejarlo para quien tenga que venir después. El pliego técnicamente está preparado, pero nos quedan cuestiones y detalles que rematar con los ayuntamientos que creo que son necesarias. Hay que tener claro hasta dónde podemos llegar económicamente pero también qué tecnologías queremos implementar para que seamos más eficientes a futuro.
¿Esto afectará al proyecto de retirada diurna de contenedores en el casco antiguo de Tudela?
No. Tudela quiere tener un servicio diferente para el Casco Antiguo porque tiene esa necesidad. Lo cierto es que tras conocer el acuerdo ha habido otros ayuntamientos que se han interesado por el tema.
¿Y qué va a pasar con el Culebrete?
El Gobierno de Navarra nos ha pedido posibles ubicaciones para realizar los vertidos. Como Mancomunidad estamos realizando estudios topográficos y geológicos sobre dónde podría ir ese nuevo vaso para el vertido, y cuando tengamos una decisión la plantearemos. Ahora mismo el vaso de vertido cuenta con cinco años como máximo con capacidad para seguir recibiendo residuos.
Lo que sí tenemos claro es que este nuevo vaso de vertido debe llegar acompañado de un cambio tecnológico en la planta del Culebrete, algo que nos permitirá llevar menos residuo al vaso de vertido y ser más eficientes en la gestión de los residuos. Eso es tecnología y millones de inversión. Ya estamos poniendo las bases para ello. Nos han presentado un proyecto para que el Culebrete llegue a los ratios que marca Europa en los próximos años, y que solo va ser posible con cambios en la Ley de residuos.
¿Y cuál es la situación financiera de la Mancomunidad?
Ahora mismo está saneada y con un pequeño superávit gracias a la mejora en la eficiencia de la gestión de los residuos y a un trabajo importante de gestión. Hemos sacado a licitar los subproductos y estamos acabando de negociar con el Consorcio de Residuos el nuevo convenio de tratamiento.
¿Qué retos tiene pendientes de cerrar antes de que acabe su mandato?
Estamos finalizando la implantación de la administración electrónica, mejorando los procesos administrativos y la recopilación de datos para facilitar las gestiones con los ciudadanos, que es el que más se va a beneficia de este proceso. La mejora administrativa que se ha realizado ha sido brutal. Queremos geolocalizar los contenedores, poner en marcha una app para avisos y voluminosos, y la mesa de trabajo donde hablaremos del futuro de la planta del Culebrete.
También vamos a implantar un nuevo sistema de gestión en el Culebrete que incluye la automatización de la báscula, con la intención de construir dos básculas nuevas en el centro de tratamiento de residuos, por el que pasan 20.000 camiones al año.
Y la parte que le toca la ciudadanía, ¿estamos concienciados del papel que nos toca jugar en la gestión de los residuos?
Tudela y la Ribera vienen mejorando los ratios de reciclaje de papel y envases. y es algo que se nota. El tema de la ropa es algo que la gente también ha entendido muy bien, hay muy poca ropa que va al contenedor verde.
También se ha mejorado la gestión del contenedor de aceite y se ha mejorado la frecuencia de recogida de aceite.
Y el vidrio mejora en ratios y aumenta en cierta medida la periodicidad de las recogidas. Creo que si lo encauzamos bien en el futuro pueda ser algo que podamos trabajar como cualquier otro contenedor de la Mancomunidad bien de manera directa o implantando algún sistema de sensorización que avise en el momento en el que se llenan los contenedores. Creo que es un material que se recicla bien y sobre el que existe una concienciación
Nos falta mejorar en la recogida selectiva de pilas. Hay que buscar soluciones porque nos abren los contenedores todos los meses. Una de ellas modificar los puntos y llevarlos a lugares representativos de las localidades y que estén vigilados porque la pila, al final, es un material goloso. Lo que de momento pido es que la gente entienda que no pueden ir al contenedor verde.
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