A Enrique Munilla, la pasión por su trabajo le viene de familia. Lleva más de 20 años trabajando de albañil, los diez primeros con su padre, hasta que este se jubiló, después de más de 40 años subido al andamio. Gracias a su larga experiencia, Enrique trabaja todo lo relacionado con la construcción, sobre todo, rehabilitación de tejados.
Confianza en su trabajo
En estos momentos, reconoce que tiene mucho trabajo. Y es que, el buen hacer durante todos estos años tiene su recompensa: “Tengo una cartera bastante grande de clientes. Porque en Tudela lo que mueve mucho es el boca a boca, y al parecer, la gente se queda muy contenta con mi forma de hacer las cosas. Yo he entrado en casa de una clienta a ponerle un tendedero y he salido de ese bloque de pisos con encargos para cuatro o cinco baños”.
Además, Enrique Munilla siempre ha cuidado del pequeño cliente: “Aunque ahora es cierto que hay mucho trabajo, yo nunca he dejado las obras pequeñas. Ya sea para poner un tendedero o cualquier cosa pequeña. Eso nos ha llevado a que nos conozca mucha gente”.
Coordinar todos los gremios
En cuanto a su forma de trabajar, destaca la confianza que sus clientes depositan en él: “Me dejan la llave del piso y no se preocupan de nada, más que de elegir el azulejo o los colores, y lo dejan todo en mis manos. Dicen que aporto bastante confianza, y la verdad es que hasta ahora siempre ha salido todo muy bien”.
Antes, recuerda, el cliente era el que organizaba los diferentes gremios, “pero ahora, la gente quiere desentenderse del agobio de llevar una obra. Yo tengo un equipo de trabajo muy bueno: fontaneros, electricistas, pintores… Y para el cliente es un desahogo el que no tenga que preocuparse de nada. Solo tiene que entrar a vivir cuando esté todo terminado”.
Los clientes vuelven a llamarme cada vez que quieren hacer una obra. Eso me demuestra que confían en mí
Después de dos décadas de trabajo, además, se ha especializado en tejados: “De hecho, hago la mayoría de los tejados del casco viejo. La gente ha cogido mucha confianza en la rehabilitación de tejados conmigo, y también con el resto de rehabilitaciones. Y eso me conmueve: entras a hacer un baño, a los dos años te vuelven a llamar para hacer la cocina, luego para el patio… Eso quiere decir que has hecho las cosas bien. Y si además, te están llamando los vecinos porque les han hablado bien de ti, pues mucho mejor”.
Y es que la calidad es su seña de identidad: “No soy el más barato ni el más caro del mercado. Pero nadie me vendrá diciendo que he dejado algo mal hecho. A mí me gusta mucho la calidad. Además, soluciono muchos problemas. Cuando te metes en una rehabilitación de vivienda completa aparecen cosas que no estaban previstas. Y los clientes dicen que tengo mucha capacidad de solucionar problemas molestándoles lo menos posible”. Es evidente que a Enrique Munilla le apasiona su trabajo: “Y después de 20 años sigo disfrutando igual y con la misma pasión por las cosas bien hechas, y como se hacían antes, porque creo que la calidad de antes no la da la construcción de hoy en día”.
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