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El nuevo Paseo de Pamplona nace viejo, por Ecologistas en Acción

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Ecologistas en Acción de La Ribera analiza el nuevo Paseo de Pamplona de Tudela y considera que responde a una concepción anticuada de la ciudad, con un planteamiento urbanístico y de movilidad del pasado.

Aunque parece que se amplía el espacio peatonal, se da todo el protagonismo a los vehículos, destinándose demasiado espacio al coche. El resultado de las obras da a esta parte de la ciudad un paisaje urbano frío, y no contempla espacios verdes utilizables por las personas. Tampoco se ha puesto en valor el puente de la vía, ni se ha intentado conectar el Paseo de Pamplona con el espacio del Paseo del Prado, ni con el entorno del Ebro.

La entidad ecologista lamenta que no haya habido un proceso participativo abierto en todo el proyecto, ni con la anterior Corporación, ni con la actual. Es más, la actual Corporación nos dijo que no se podía hacer nada respecto al proyecto aprobado, pero sí que lo han hecho: han diseñado un carril bici. Un carril bici que empeora el proyecto original y que no aporta nada.

DEMASIADO ESPACIO PARA EL COCHE

La obra es un freno a la ciudad del siglo XXI, a lo que debiera ser una ciudad amable, donde prime el espacio para los desplazamientos sostenibles o el juego. Ha sido un error hacer pasar cada sentido de la circulación por dos de los arcos del puente de la vía, ocupando los dos con la parte rodada de la calle. Lo correcto hubiera sido mantener los dos carriles rodados por el arco más cercano a la sede de la Cruz Roja, como ya existía. El posible problema del paso simultáneo de dos vehículos de grandes dimensiones se hubiera podido solucionar con unas simples células o un semáforo. Pasar la circulación por dos arcos da demasiado protagonismo al coche y hace que se circule a más velocidad de la permitida, imposibilitando la convivencia en la “ciclocalle”. La tremenda anchura de los carriles para vehículos no soluciona el problema de los aparcamientos en doble fila. E incluso se añade otro carril para girar tras pasar el puente de la vía para volver a la ciudad. En conjunto, demasiado espacio para el coche y demasiados carriles, en lo que debiera ser al revés: más espacio para las personas a pie, pensando en la ciudad del futuro. En nuestra opinión, debería haberse construido una plataforma única o haber dejado a los coches como invitados en unos carriles específicos con una pequeña diferencia en altura con la zona peatonal.

UN CARRIL BICI INÚTIL

La sorpresa del nuevo Paseo de Pamplona la pone el carril bici. Este carril bici no estaba contemplado en el proyecto original. Nuestra asociación pidió al principio de la legislatura al actual Concejal de Urbanismo mejoras en el proyecto original, consistentes (entre otras cosas) en un carril bici segregado por el otro lado de la calle (la más cercana a los bloques altos de viviendas), y el concejal nos dijo que no se podía añadir o cambiar nada, que el proyecto ya estaba redactado. Nuestra entidad muestra un total rechazo al carril bici que se ha construido, que no está bien conectado, ya que parece como caído del cielo y acaba abruptamente. Lo más peligroso es el cruce ciclable planteado en la curva donde los vehículos giran a la derecha bajo el puente de la vía, para nosotros un punto crítico, ya que los vehículos que entran en la ciudad se van a encontrar repentinamente con las bicicletas al girar. Los vehículos no tienen una visión de lo que aparece tras el puente y nuestra entidad considera que este tramo de carril bici no tendría que haberse planteado, ya que genera un serio problema de seguridad donde no lo había. Este desaguisado no lo arregla ni un semáforo, ya que crear cruces que frenan o hacen incómoda y peligrosa la circulación no incentiva el uso de la bicicleta. Tal y como comentamos al anterior Equipo de Gobierno y al actual, en el Paseo de Pamplona hay espacio suficiente para haber diseñado un carril bici segregado en la parte más cercana a los bloques de comercios y viviendas, bien conectado con los existentes en calle Gaztambide y en el Paseo del Prado y zona de Ribotas. Lamentablemente no se ha atendido la opinión y experiencia en movilidad  de nuestra asociación, que viene trabajando y formándose en la movilidad urbana sostenible desde hace más de 30 años, y el resultado del proyecto es muy decepcionante.

Volvemos a recomendar a arquitectos, urbanistas y políticos que en los proyectos, siempre que haya suficiente espacio, creen carriles bici segregados. Nuestra ciudad necesita del impulso de la movilidad ciclista y para ello es imprescindible crear vías ciclables seguras, que den confianza a los nuevos usuarios y a las familias con niños. Solamente allí donde no se pueda construir un carril bici segregado, porque no hay espacio suficiente, se debería contemplar mandar a la bicicleta a la calzada compartiendo espacio con el coche en una “ciclocalle”. Porque sin un control riguroso de la velocidad de los vehículos a motor, el ciclista está desprotegido en las ciclocalles, sobre todo si la anchura de las mismas invita a correr a los coches. El tramo de carril bici construido solamente queda para la galería, dilapida las arcas públicas y supone un freno al avance de la bicicleta en la ciudad.

ESPACIO INCÓMODO PARA EL PEATÓN

Aunque pueda parecer que se ha ampliado el espacio destinado a los peatones, la zona de tránsito no es clara. Los espacios peatonales no son diáfanos ni cómodos para las personas que van a pie. En primer lugar su tránsito se ve diferenciado por dos tipos de pavimento, uno liso y otro de adoquín. El espacio con pavimento liso es exiguo en comparación con el gran espacio que se le destina al coche. A su vez, el espacio de adoquín se plantea demasiado inclinado y se ve jalonado con multitud de bancos, unos bancos que no invitan a sentarse, principalmente porque el único aliciente que tienen es sentarse a ver pasar los coches. Tantos bancos y jardineras no convierten al espacio en más amable o verde, sino que suponen un obstáculo a los peatones. Cabe destacar ciertas zonas, como la zona que queda en frente de la Cruz Roja, como espacios aislados, con un acceso peatonal complicado, que auguran muy poco uso.

De haberse construido la calle haciendo atravesar a los vehículos por el arco del puente por donde ya circulaban, se hubiera podido ganar todo el espacio que marcan los dos arcos restantes para los peatones (tanto para transitar, como para habilitar zonas donde sentarse) y para las bicicletas, pudiendo hacer un carril bici segregado que conectara el ya existente de la calle Gaztambide con el del Paseo del Prado o el de Ribotas. Y los vecinos y vehículos de carga y descarga podrían acceder a ese gran espacio peatonal calmado, adecuándose a la velocidad del peatón, entrando por la zona de la antigua churrería y saliendo antes de atravesar el puente de la vía.

PASOS PARA PEATONES

El piso utilizado en los pasos para peatones no tiene en cuenta nociones sobre accesibilidad, ya que dificulta el tránsito de personas invidentes o en silla de ruedas.

Además, el paso para peatones del Paseo de Pamplona realiza una diagonal para atravesar la amplia calzada, lo que hace que el tiempo que el peatón va a estar cruzando y, por tanto, más expuesto a los peligros de accidente con los coches, sea mayor. Lo correcto hubiera sido plantear este paso de manera perpendicular para hacer el paso de peatones más seguro. Además, este paso resulta incómodo incluso cuando se circula en coche.

ARBOLADO Y ZONAS VERDES

Los plataneros que estaban en la acera del edificio alto del paseo de Pamplona estaban la mayoría enfermos, tras podas muy fuertes. Ojalá los que se han plantado ahora se dejen con porte natural y no se sometan a podas tan agresivas. Lamentablemente se eliminado plataneros de porte natural en la mediana que existía: estos árboles estaban sanos y se deberían haber respetado. Tudela no se puede permitir la tala de ejemplares grandes. El arbolado urbano está jugando un papel muy importante en la adaptación de las ciudades al cambio climático y un árbol de esas características no se puede sustituir con la plantación de muchos pequeños. Resulta incomprensible la casi nula presencia de jardineras  o parterres plantados directamente en tierra. Desde nuestro punto de vista hay demasiado hormigón, que se utiliza hasta en parte de las jardineras. Este proyecto no hace que la ciudad respire. Se basa en el granito, un material inadecuado para esta zona por sus contrastes de temperatura en el verano o invierno. Parece increíble que en una obra nueva de estas características no se haya instalado ningún sistema de jardinería permeable, que, como se ha demostrado, es una muy buena herramienta para resolver el problema de las aguas pluviales.

NO SE PONE EN VALOR EL PUENTE DE LA VÍA DEL TREN

El proyecto y su ejecución pierden la oportunidad de integrar el puente de la vía del tren. Tener el tren en el centro de la ciudad tiene sus ventajas e inconvenientes, pero nosotros lo valoramos en su conjunto como algo positivo. En esta línea se debería haber adecentado este puente o haberle dado valor en la obra. Lamentablemente se sigue manteniendo el puente en mal estado para que de mala imagen, incitando a pedir su eliminación y la construcción faraónica de una estación en el exterior de la ciudad.

Ecologistas en Acción