Hace 1.000 años, en un pueblo muy pequeño vivía un niño llamado Alejadnro. A Alejandro le encantaba ir al cine, ir ala nieve… Su padre se llamaba Aitor y era granjero. Su madre se llamaba Emma y era profesora de montar a caballo. Sus tres hermanas se llamaban Martina, Claudia y Alba. A Alejandro le encantaba que le llamaran Ale. A Martina le gustaba cantar el Himno de la Alegría, a Claudia tocar la flauta travesera y a Alba ir al parque.
Cuando llegó la Navidad, Martina, Claudia y Alba no se podían dormir porque estaban muy nerviosas porque esa noche iba a venir Papa Noel. A medianoche se levantaron y… ¡No había ningún regalo! Cuando miraron fuera vieron a Papá Noel atascado en la nieve con su trineo y los renos. Corrieron a ayudarle y estaba tan atascado que tuvieron que ir a buscar una cuerda Dl tendedor para poder sacarlo. Tiraron fuerte y por fin lo sacaron. Cuando entró a la casa los niños le pusieron mantas y le dieron una taza de chocolate caliente porque, al estar tanto rato en la nieve, se había enfriado. También le dieron zanahorias, mantas y agua para los renos.
Como Papá Noel se encontraba muy mal, les dio una lista para ir a repartir los regalos. Cuando terminaron de repartir volvieron a casa. Papá Noel estaba mejor, y como habían terminado… ¡Les nombró sus elfos! Para que todas las Navidades le ayuden a repartir los reglaos. Desde aquel día todos vivieron felices y repartieron muchos regalos en Navidad. ¡Ho, ho, ho!
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El secreto de la Navidad
Érase una vez un 23 de diciembre, unos amigos llamados Íñigo y Ana decidieron ir a dar un paseo por el bosque. Ya al atardecer cuando volvían a casa encontraron una puerta en medio del bosque. Íñigo fue a abrir la puerta, pero Ana dijo: “mejor volveremos mañana, ya es tarde y estarán preocupados por nosotros”.
Al día siguiente regresaron al bosque para ver lo que había al otro lado de la puerta. Al llegar al lugar Ana abrió la puerta. Al entrar, todo empezó a dar vueltas alrededor de sus cabezas y se desmayaron. Al rato abrieron los ojos y se encontraron rodeados de nieve. “Estamos en una montaña”, dijo Ana. “Allí hay una fábrica, a lo mejor es la fábrica de juguetes de Papá Noel pensaron, y se decidieron. Al llegar entraron silenciosamente. De repente, apareció un elfo y los asustó. El elfo les dijo: “Si a Papá Noel queréis encontrar, este mano os ayudará y varias pruebas deberéis de superar”. Llegaron a la última prueba, la más difícil, que consistía en encontrar un juguete en un minuto por una zona muy grande y casi como por un milagro, lo encontraron. Al continuar el recorrido del mapa llegaron a u pasillo lleno de juguetes y al fondo del pasillo encontraron el despacho de Papá Noel. “Hou, hou”, dijo Papá Noel. “Mañana recibiréis un regalo muy especial solo para vosotros”.
Al día siguiente se despertaron creyendo que todo había sido un sueño, pero no fue así. Fueron al salón y encontraron debajo del árbol su regalo especial. Nunca olvidaron que estuvieron con Papá Noel
Valentina Rota Plaza 4ºB