El fútbol femenino en la Ribera también es verdad.
El planteamiento, en principio, no tenía una gran base; la base, seríamos nosotras. Lo estamos siendo.
Empezaron siendo rumores, ganas e ilusión que incentivaba el boca a boca, pequeños anuncios en redes sociales… y al final se creó. Lo creamos. Los comienzos no son fáciles, y este no iba a ser menos. Empezamos a tirar de contactos, chicas que no tocaban un balón desde hacía 8 o 10 años, incluso de chicas que jamás habían tocado un balón con el pie porque en su día no tuvieron ni oportunidad ni opciones en su ciudad. Tanto nosotras como el club considerábamos que una ciudad como Tudela no podía seguir ni un solo año más sin un equipo de futbol 11 femenino.
El primer año (temporada 2018-2019) fue una auténtica montaña rusa de emociones, jugadoras, lesiones, entrenadores etc. Pero nunca cesaban las ilusiones y las ganas por seguir manteniendo el equipo. La segunda temporada ha sido con el equipo ya más consolidado; y no, a día de hoy todavía no hemos ganado ni un solo partido, pero ¿sabéis qué? Seguimos ahí; y además, seguimos luchando los 90 minutos de cada partido, todos los fines de semana.
Aunque nos une la pasión por el fútbol hay millones de cuestiones que nos podrían separar, pero no lo consiguen. Somos un grupo muy diverso, tan diverso como nuestra Tudela, pero el placer de jugar, de convivir, de reír y disfrutar, y de representar a nuestra ciudad como futbolistas, ganan por goleada; y tras cada partido estamos más unidas que nunca. Cada vez que juntamos las manos para el grito inicial estamos mezclando las diferentes maneras que tenemos de ver la vida, diversos países a los que pertenecemos, muchas culturas, idiomas y maneras de vivir. Nos respetamos y queremos tal y como somos, en un equipo lleno de diversidad.
No nos preocupa tener que responder cada lunes a los “¿Qué habéis hecho?” “¿Otra vez habéis perdido?” “¡Cómo os mantenéis en el final de la tabla eh!” entre risas y vaciladas, somos capaces de sacarle el humor e incluso de hacer chistes al respecto. Pero creednos también cuando afirmamos con contundencia lo orgullosas que estamos de nuestro equipo, de la capacidad que tiene cada una de nosotras de seguir luchando a falta de un minuto y con varios goles en contra, de lo que mejoramos día a día, de lo que nos animamos y aplaudimos las unas a las otras en cada entrenamiento, de los gritos de ánimo que se oyen desde el banquillo incluso cuando ya no queda nada que hacer, de las ganas que tenemos de vernos, de aprender y de enseñarnos.
Somos adultas y personalmente no nos preocupa demasiado que en la calle se tengan más en cuenta nuestros resultados y posición en la tabla que todos esos valores positivos que se ven dentro y fuera del campo; pero pensemos también en las futuras generaciones que van creciendo como personas a la vez que como futbolistas. Intentemos cambiar esas preguntas sobre los resultados por los “¿Te lo has pasado bien?” “¿Has disfrutado?” “¿Te entiendes con tus compañeras?” “¿Te sientes integrada en el grupo?” “¿Vais mejorando?” “¿Te gusta cómo te tratan?” etc. Un claro ejemplo de equipo que a base de esfuerzo y dedicación (creando también algo desde cero) ha ido mejorando y creciendo día a día, son nuestras chicas del Cadete; ¡seguid así!
En estos tiempos, cuando en pleno siglo XXI las jugadoras de fútbol hacen huelga para exigir paridad y derechos básicos, y uno de los periodistas deportivos más conocidos de España se permite el lujo de decir que el fútbol femenino es mentira, hay que seguir escribiendo y jugando para demostrarles que el fútbol femenino está lleno de verdades.
Jugadoras del Regional Femenino del C.D Lourdes