Alex de la Iglesia (Balada triste de Trompeta, La Comunidad) ha declarado en más de una ocasión, que el cine para él, aparte de ser un trabajo, es pura diversión. Esta afirmación la demuestra con esta comedia disparatada donde cuatro personajes viajan de Bilbao a Madrid compartiendo coche gracias a la aplicación BlaBlaCar, y en ese trayecto aparte de mostrar la personalidad de cada uno, vivirán experiencias que les transformarán. El film lo protagonizan: Alberto San Juan, Blanca Suárez, Ernesto Alterio, Rubén Cortada, Carlos Areces.
La historia arranca con Julián (Alberto San Juan), un tipo apocado, un pagafantas que ensaya como declararse a Lorena (Blanca Suárez), una chica joven y guapa, pasajera habitual de su coche, ya que llevan seis meses compartiendo viaje de Bilbao a Madrid, a los que acompañan otros pasajeros ocasionales.
Esta vez, Julián y Lorena recogerán a dos pasajeros que acabarán por desestabilizar el tranquilo viaje, provocando una cascada de acontecimientos inesperados, desde el lio producido en una gasolinera, hasta los percances en un hotel. Los dos compañeros de viaje son: Sergio (Rubén Cortada), un tipo apuesto, que se convertirá en el rival amoroso entre Lorena y Julián, desatando una pelea de gallos; el otro es Juan Carlos (Ernesto Alterio), un bocachancla, un tipo desconcertante que esconde unos objetivos turbios. …
Alex de la Iglesia elige un espacio reducido para encerrar a sus personajes en sus laberintos emocionales y agitarlos, con el fin de mostrar quien es quien como ya hiciera en Perfectos Desconocidos o la disparatada El Bar. Quizás este road movie recuerde a otro film con la misma temática Con quien viajas de Martin Cuervo, pero éste se abre a otros espacios, la gasolinera, el hotel-spa, lugares que sirven para que conozcamos más los demonios interiores de estos personajes. La narración es ligera, la comicidad está garantizada gracias a sus actores, pero como suele hacer Alex De la Iglesia dirige a un final exagerado, de pura pirotecnia, al igual que hizo en Las Brujas de Zurragamurdi, o Veneciafrenia), alargando excesivamente el atasco, y acabando la narración en un callejón sin salida.
En el film destaca el duelo interpretativo entre Ernesto Alterio que actúa y a veces derrapa, frente a un Alberto San Juan que encarna a este tipo inseguro, necesitado de un poco de gasolina para destapar su verdadera personalidad. Los otros dos pasajeros cumplen de modo convincente, tanto Blanca Suárez como Rubén Cortada.
Un nuevo trabajo de un director tan prolífico como atrevido que no defraudará a sus fans, pero que a otros nos deja insatisfechos ya que su cine no acaba de explotar todo el potencial que alberga.